Efectivamente, la terapia gestalt no es cosa sólo niños, es también asunto de adolescentes, mujeres y, por supuesto, para hombres. Hombres lo suficientemente fuertes para enfrentarse a sus sentimientos, sus necesidades, sus deseos, en pocas palabras, a su vulnerabilidad.
Todo ser humano es vulnerable, aunque se niegue a reconocerlo o enfrentarlo, pero alguien inteligente y con valor y coraje, no es aquel que se engaña diciendo «yo solo puedo» «no necesito de nadie más para enfrentar mis problemas ni para salir adelante en mi vida», sino aquel que no rehuye sus miedos, que los enfrenta cara a cara, que se atreve a pedir apoyo para conocerse y reconocerse de una manera más real y no tan estereotipada.
No hay ninguna razón, nada que valga la pena estar evadiendo las cosas que le pasan a una persona, tanto en su interior como en su relación con otros, como para seguir postergando la insatisfacción que siente en su vida, sólo por «sentirse fuerte, capaz, autónomo», pues eso es una manera de autoengaño o de ver las cosas desde un paradigma estrecho, obsoleto, poco realista y poco sano, pues, la realidad, es que todos necesitamos de los demás, no existe nadie que sea verdaderamente autónomo en su totalidad.
Por otro lado, lo más terrible que cualquier ser humano, hombre o mujer, puede llegar a descubrir en la terapia, es que es un SER HUMANO COMÚN Y CORRIENTE, una persona normal con fortalezas y debilidades, con sentimientos, con necesidades, y que todos estos aspectos, no importa por qué razón, han estado ocultos durante mucho tiempo.
La única manera de entender y sanar los sentimientos y cubrir nuestras necesidades para sentirnos
satisfechos y plenos, es a través, antes que nada, de conocerlos, de saber que existen. Muchas veces, tal vez demasiadas, ni siquiera somos conscientes de que existen esos sentimientos, esos deseos y esas necesidades.
La terapia es un proceso que favorece el autoconocimiento, de nosotros mismos y de nuestra relación con los demás. Y eso es necesario y útil para cualquier ser humano, más allá de su edad, condición social o sexo. Cuando nos podemos conocer de manera auténtica, podemos entonces ver hacia el ambiente y reconocer todas las posibilidades que tenemos para hacer los cambios necesarios en nuestra vida, en nuestras relaciones, en cualquiera de las áreas de nuestra existencia.
Podremos también reconocer nuestros sentimientos, validarlos y expresarlos, lo cual nos ayudará a tener mejores relaciones con los demás. Nos permitirá cubrir nuestras necesidades y deseos, para sentirnos satisfechos, tranquilos, en paz.
La terapia tiene una función adaptativa, que genera consciencia, que nos ayuda a cambiar lo que no funciona, soltar lo que ya no sirve, actualizarnos y reconocer los recursos con los que contamos en el presente, tanto a nivel personal como en el ambiente.
La terapia también nos enriquece, nos libera de cargas inútiles, nos ayuda a cerrar asuntos pendientes del pasado con otras personas, en pocas palabras, la terapia gestalt lo que busca, sobre todas las cosas, es apoyar a las personas (hombres y mujeres) a desarrollar todo su potencial humano para llegar a ser un individuo sano, auténtico, pleno, satisfecho y feliz.
No evadas tu decisión de buscar a una persona que te apoye en esta aventura. La evasión nos cura la ansiedad del momento, pero a la larga, simplemente postergar el sufrimiento es no resolverlo y, muy probablemente, incrementarlo.
Por lo tanto, si me permites un consejo, da el paso y dalo ya, sin más vueltas… empieza tu proceso de
cambio. La vida es muy paciente con nosotros, pero no espera para siempre, todo tiene un límite y las oportunidades también.
La terapia empieza desde el primer momento en que lo decides y tomas el teléfono para sacar tu primer cita, desde ese instante, empieza tu proceso en la gran aventura de transformarte en lo que siempre has deseado, de encontrar lo que más anhelas y lo que te hará la vida más sencilla y feliz: A TI MISMO, a ser, por sobre todas las cosas TU MÍSMO.
Gestalt Sin Fronteras 