Con frecuencia, nos refugiarnos en cosas, en personas o situaciones que en principio nos generan seguridad, pero que con el tiempo, terminan por sepultar nuestra fuerza, nuestra confianza o nuestro poder personal.
Ejemplo de ello puede ser refugiarse en una pareja a la que ya no se ama o con quien ya no se es feliz, un trabajo que por mucho que siga brindando un salario y ciertas prestaciones se ha vuelto rutinario, aburrido, poco motivante o creativo; seguir en la casa de los padres cuando ya hace tiempo que se cumplió la edad para salir al mundo a hacer la propia vida y desarrollar los propios recursos, etc.
