Los riesgos de querer caer bien a todos y de necesitar la aprobación externa

Tabla de contenido

  1. Introducción
  2. El narcisismo y la necesidad patológica de ser reconocido
  3. Implicaciones para la salud mental y la sociedad
  4. La búsqueda de aprobación y la necesidad de fortalecer la autoestima
  5. La hipersensibilidad por temor a no importar a los demás y la amenaza de sentirse rechazado
  6. Recomendaciones ante la necesidad de atención extrema
    1. Busca ayuda profesional
    2. Trabaja en tu autoestima
    3. Centrarte en tus propias necesidades y deseos
    4. Aprende a aceptar y a tolerar  las críticas y el rechazo
    5. Suelta la compulsión de querer caerle bien a todo el mundo
    6. Concéntrate en tus fortalezas y logros
    7. Enfócate en ayudar a los demás
    8. Desarrolla un sentido de propósito
    9. Desvincula la crítica externa de tu persona
  7. Cuando el amor se transforma en ataduras
  8. Transformar las necesidades en preferencias
  9. Conclusión
  10. Otros recursos: libro para aprender a no darle importancia a la opinión de los demás
  11. Bonus

Introducción

La necesidad exagerada de importarle a los demás es un rasgo de personalidad que puede tener un impacto significativo en la salud mental y las relaciones sociales. Las personas que tienen esta necesidad a menudo se sienten inseguras y ansiosas por lo que los demás piensan de ellas. Pueden esforzarse demasiado para ser aceptadas y aprobadas, lo que puede conducir a comportamientos problemáticos, como la búsqueda de atención, la manipulación y la agresión.

El narcisismo y la necesidad patológica de ser reconocido

Investigaciones recientes sugieren vínculos entre el narcisismo y la necesidad excesiva de importar. El narcisismo es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por una autoestima inflada, una necesidad excesiva de admiración y una falta de empatía. Las personas con narcisismo a menudo se sienten con derecho a ser el centro de atención y pueden reaccionar con ira o resentimiento cuando no reciben la atención que creen que merecen.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Toronto encontró que las personas que se enfocan obsesivamente en su necesidad insatisfecha de importar tienen una mayor puntuación en narcisismo vulnerable y resentimiento narcisista (o ira narcisista).

El narcisismo vulnerable es un subtipo de narcisismo que se caracteriza por una autoestima frágil y una mayor sensibilidad a las críticas. La rabia de derecho es un rasgo de personalidad que se caracteriza por una creencia de que se merece un trato especial y reacciona violentamente cuando no se recibe.

Implicaciones para la salud mental y la sociedad

La necesidad exagerada de importarle a los demás puede tener implicaciones profundas para la salud mental, así como para la sociedad. Las personas que tienen esta necesidad a menudo tienen dificultades para formar relaciones saludables y pueden experimentar sentimientos de aislamiento y soledad. También pueden ser más propensos a desarrollar trastornos de ansiedad y depresión.

A nivel social, la necesidad exagerada de importarle a los demás puede contribuir a la cultura de la fama y la celebridad. Las personas que están obsesionadas con ser adoradas por los demás pueden verse impulsadas a tomar riesgos innecesarios, como la cirugía plástica, el consumo excesivo de drogas y alcohol o la participación en comportamientos peligrosos.

La búsqueda de aprobación y la necesidad de fortalecer la autoestima

El Dr. Isaac Prilleltensky, un psicólogo canadiense, ha realizado investigaciones sobre la necesidad exagerada de importarle a los demás. En su libro «El poder del cuidado: una psicología de la justicia social», Prilleltensky afirma que esta necesidad es una forma de búsqueda de la aprobación. Las personas que tienen esta necesidad a menudo se sienten inseguras y ansiosas por lo que los demás piensan de ellas. Pueden esforzarse demasiado para ser aceptadas y aprobadas, lo que puede conducir a comportamientos problemáticos.

La hipersensibilidad por temor a no importar a los demás y la amenaza de sentirse rechazado

El Dr. Gordon Flett, un psicólogo canadiense, ha investigado el narcisismo patológico y la necesidad excesiva de importar. En su libro «Narcisismo: una perspectiva multifacética», Flett afirma que la necesidad excesiva de importar es una forma de hipersensibilidad a ser devaluado y no importar a otras personas. Las personas que tienen esta necesidad pueden sentirse fácilmente amenazadas por la crítica o el rechazo.

Flett propone que la necesidad excesiva de importar se puede superar desarrollando una mayor autoestima y un sentido de seguridad en sí mismo con apoyo de la terapia. Igualmente , la participación en actividades humanitarias o sociales pueden ayudar a la persona a sentirse  más valorada y respetada.

Recomendaciones ante la necesidad de atención extrema

Busca ayuda profesional

Un terapeuta calificado puede ayudarte a comprender las causas de tu necesidad exagerada de importar y desarrollar estrategias para superarla.

Trabaja en tu autoestima

Cuando te sientes bien contigo mismo, es menos probable que necesites demasiada  aprobación de los demás. Si la encuentras te hará sentir bien, pero si por el contrario te enfrentas a la crítica y la desaprobación, le darás más peso a tus creencias y sentimientos hacia ti mismo para auto evaluar tus acciones y resultados que a los de otras personas y de esa manera te sentirás protegida.

Centrarte en tus propias necesidades y deseos

Deja de preocuparte por lo que los demás piensan de ti y empieza a hacer cosas que te hagan feliz.

Aprende a aceptar y a tolerar  las críticas y el rechazo

No a todo el mundo le tienes que gustar y eso está bien. No necesitas la aprobación de todos ni de forma constante para ser feliz. Aprende a tolerar la frustración de no ser aceptado por algunas personas. Un libro con muy buenas ideas en relación a cómo dejar de preocuparte por caer bien y que todos te acepten es: Atrévete a no gustar. Este libro escrito por dos autores japoneses se exponen las conclusiones del Psicólogo Alfred Adler quien afirmó que si queremos ser libres tenemos que aprender a no buscar la aprobación externa a toda costa. El problema de que no le gustes a alguien es de la otra persona, no tuyo. Deja de eso esforzarte por ganarte su simpatía. No es tengas que hacer cosas por caerle mal, simplemente ser tú (sin olvidar el respeto, claro está), si la otra persona no le gusta tu manera de ser, quien tiene que resolverlo es ella.

Suelta la compulsión de querer caerle bien a todo el mundo

En un artículo escrito en El País, Francesc Miralles nos comenta como se ha convertido en una adicción generalizada el querer recibir el reconocimiento de todo mundo, al respecto afirma como: «Podemos verlo claramente en las redes sociales, donde colgamos posts buscando la aprobación de los demás en forma de likes y comentarios. Cuando una foto o una reflexión importante para nosotros obtienen poco feedback, podemos llegar a sentirnos ignorados. También en las relaciones analógicas, muchos problemas interpersonales tienen el mismo origen: no obtenemos del otro lo que creemos merecer. El hecho de que no nos agradezcan suficientemente ­algún detalle que hemos tenido, por ejemplo, puede desatar el resentimiento y enfriar una amistad.»

Concéntrate en tus fortalezas y logros

Haz una lista de todas las cosas que te gustan de ti y de tus logros. Esto te ayudará a sentir más seguridad en ti. Incluso te sugiero que elabores un autoreconocimiento expresando aquellas cosas que valoras en ti y de las que te sientes orgullosa de haber logrado con tu esfuerzo. Hay un ejercicio sugerido por Marco Aurelio, el emperador Romano (que era también un filósofo estoico), que consiste en escribir cada noche: ¿Qué hice bien? ¿Qué hice mal? ¿Qué puedo hacer mejor? Si lo realizas también puede ayudarte a tener una visión más equilibrada y justa de ti y tus comportamientos.

Enfócate en ayudar a los demás

Cuando te centras en ayudar a los demás, te sientes bien contigo mismo y menos preocupado por lo que los demás piensan de ti. Reconoce la intención y los valores intrínsecos de dedicar parte de tu tiempo a mirar a otras personas e intentar apoyarlas a satisfacer sus necesidades y deseos.

Desarrolla un sentido de propósito

Cuando tienes un propósito en la vida, te sientes más seguro de ti mismo y de tus capacidades. Cuando sabes que estás haciendo algo que tiene un significado para ti, es menos probable que te preocupes por lo que los demás piensan de ti. También es más probable que seas capaz de enfrentar los desafíos de la vida con más fortaleza y resiliencia.

Desvincula la crítica externa de tu persona

Otra manera de liberarte de la compulsión de ser aceptado (o del sufrimiento de no ser reconocida o valorada) es aprender a desvincular la crítica de tu persona: comprender que quien critica una decisión que has tomado, una opinión o forma de pensar tuya no está criticándote a ti como persona. En el momento en que cualquiera de nosotros sacamos algo a la luz en un contexto social, laboral, doméstico o de pareja, nos volvemos vulnerables y nos exponemos a la crítica pero, como afirma la conferencista y escritora Brené Brown, es la única manera de generar conexión con otros y de ser felices: siendo honestos y por tanto vulnerables.

Cuando hemos interiorizado el aprendizaje, podremos expresarnos libremente, sin miedo o con miedo, incluso ante aquellos que piensan de manera distinta. Es tu opinión y tienes derecho a pensar diferente a otros. La crítica suele estar más relacionada con el que la lanza que con el que la recibe: a menudo, quien critica se confiesa. Confiesa sus temores, sus inseguridades, sus frustraciones. Al criticarnos, está hablando más de él o ella que de nosotros.

Cuando el amor se transforma en ataduras

El amor, aunque resulte paradójico, es el responsable de generar dinámicas que enredan las relaciones con sentimientos de entrega, gratitud, culpa… En ocasiones, la entrega absoluta de los padres abona en los hijos un sentimiento de deuda de por vida que los encadena. Una sensación que los amarra convirtiéndolos en siervos de lo que creen que sus padres esperan de ellos.

Todos tenemos derecho a pensar diferente de aquellos que nos dieron la vida o nos criaron. Somos libres de crear nuestro propio destino y no quedarnos encadenados.

Transformar las necesidades en preferencias

Gaspar Hernández, en el artículo Imposible gustarle a todo el mundo afirma que: «La persona demasiado susceptible tiende a valorar la opinión de los demás por encima de la propia y suele ser muy permeable a las críticas y los elogios: personas altamente sensibles, que pueden caer en el victimismo extremo e interpretar cualquier comentario, incluso una mirada, como una ofensa. Los susceptibles suelen ser personas desconfiadas, con una autoestima baja, y eso les hace parecer enemigos del mundo, cuando en realidad son enemigos de ellos mismos. Lo más habitual es que su hipersensibilidad los aísle del mundo, que pierdan amistades y que les cueste adaptarse a cualquier empresa. Pero son ellos los que más sufren.»

Las personas hipersusceptibles es como si no tuvieran piel y no pudieran diferenciar su sí mismo de los otros; además, giran en torno a creencias irracionales que tienen totalmente interiorizadas. Creen que necesitan la aprobación y el amor de todo su entorno para sentir que son valiosas, y eso es una fuente de ansiedad, porque queda claro que no podemos gustar a todo el mundo. La psicóloga Mercè Conangla, citada por Hernández, asegura que la manera de corregir este tipo de pensamiento destructor es transformar las necesidades en preferencias, y aceptar que hay cosas que no dependen de nosotros. Está a nuestro alcance ser honestos con nosotros mismos para no traicionar nuestras creencias más íntimas ni nuestros valores; en definitiva, no está en nuestras manos gustar a la gente y tenemos que aprender a tolerar la frustración que mucha gente no nos acepte, no sólo la que nos caen mal, sino a aquellas personas que pueden ser de nuestra propia familia o ajenas a ella, pero que nos gustaría tener una mayor conexión y sin embargo, no sienten lo mismo ni nos reconocen como nos gustaría y, francamente, no mucho qué hacer al respecto, más allá de aceptarlo maduramente.

Conclusión

La necesidad exagerada de gustarle e importarle a los demás es un problema complejo que puede tener un impacto significativo en la vida de las personas. Estar muy pendientes de las opiniones ajenas y la búsqueda de aprobación constante, puede ocasionar que nos dejemos de lado a nosotros mismos. Wayne W. Dyer asegura que tarde o temprano llegara el momento en que confundiremos la jerarquía llegando a pensar que lo que los demás opinen de nosotros es más importante que lo que nosotros mismos opinamos de nosotros mismos, lo cual no es sano, pues viviremos al margen de la visión que los otros tienen de nosotros. Es cierto que algunas críticas nos pueden ayudar a mejorar, pero debemos saber encontrar el equilibrio entre lo que los demás opinan con nuestra propia autocrítica y autovaloración.

Es importante ser consciente de que existen estrategias que pueden ayudar a superar este problema, como buscar ayuda profesional, trabajar en la autoestima y desarrollar un sentido de propósito.

Te recomiendo leer otro articulo relacionado con el tema del poder de importar a otros dando click al siguiente enlace:

La importancia de sentir que importo a otros

Otros recursos: libro para aprender a no darle importancia a la opinión de los demás

Si quieres saber cómo dejar de buscar caerle bien a todo el mundo te recomiendo el libro mencionado en este mismo apartado: Atrévete a no gustar de los autores: Fumitake Koga , Ichiro Kishimi

Y recuerda, si requieres apoyo para encontrar tus propias herramientas para enfrentar éste o cualquier otro problema, puedes contar con mi ayuda. Yo soy: tu terapeuta en línea. Por favor no te vayas sin calificar el artículo. Muchas gracias. Nos encontramos muy pronto.

Terapeuta de adolescentes, adultos y parejas.
Psicoterapeuta y comunicador con más de 20 años de experiencia terapéutica. He ayudado a personas de todas las edades y condiciones a superar una amplia gama de problemas psicológicos. Me formé como terapeuta gestalt y Desarrollo Humano en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt; como constelador familiar en el Instituto Luz sobre Luz con el reconocimiento directo de Bert Hellinger; como Terapeuta Narrativo con la Dra. Miriam Zavala y su instituto Conversaciones Constructivas; la especialidad como Hipnoterapeuta Ericksoniano en la Asociación Mexicana de Hipnosis Clínica; Experto en Mindfulness por la Escuela Española de Desarrollo Humano; Mediador Familiar en España con la escuela Innova España; Terapia Breve Centrada en Soluciones en la escuela Jorge Ayala. Intento que mi enfoque sea muy práctico y centrado en los resultados. Pienso que la terapia debe ser eficaz y asequible, y que los pacientes deben sentirse empoderados para gestionar sus problemas y tomar las riendas de sus vidas. Además de mi práctica privada, he impartido clases en diversas universidades e institutos, talleres de crecimiento persona y participo con cierta frecuencia en programas de radio y televisión para apoyar al público en el uso de prácticas eficientes para su salud emocional. Actualmente vivo en Cuernavaca, Morelos, en México y la mayoría de mis consultantes son de México y de otros países de USA y Europa. Trabajo de forma presencial desde el 2003 y en línea desde el 2010.

Bonus

Después de leer esto que encontré en las redes, más deberíamos cuestionarnos si debemos desgastarnos en querer satisfacer a todo mundo con tal de caer bien. Si en 100 años ya a nadie le importaremos, ¿por qué mejor no dedicamos el aquí y ahora para disfrutar de la vida en vez de estresarnos porque no nos acepta todo mundo?
¿qué te parece a ti el mensaje de este texto?:

¿Alguna vez ha pensado en esto?

Dentro de 100 años como en 2123 todos seremos enterrados con nuestros familiares y amigos.

Extraños vivirán en nuestros hogares que tanto luchamos por construir, y serán dueños de todo lo que tenemos hoy. Todas nuestras posesiones serán desconocidas y no nacidas, incluido el coche en el que gastamos una fortuna, y probablemente serán chatarra, preferiblemente en manos de un coleccionista desconocido.

Nuestros descendientes muy apenas o apenas sabrán quiénes fuimos, ni se acordarán de nosotros. ¿Cuántos de nosotros conocemos al padre de nuestro abuelo?

Después de morir, seremos recordados durante unos años más, luego seremos sólo un retrato en la estantería de alguien y, unos años más tarde, nuestra historia, nuestras fotografías y nuestros hechos desaparecerán en el olvido de la historia. Ni siquiera seremos recuerdos.

Si un día nos detuviéramos a analizar estas cuestiones, tal vez entenderíamos cuán ignorante y débil fue el sueño de lograrlo todo.

Si tan sólo pudiéramos pensar en esto, seguramente nuestros enfoques, nuestros pensamientos cambiarían, seríamos personas diferentes.

Siempre teniendo más, sin tiempo para lo realmente valioso en esta vida. Cambiaría todo esto por vivir y disfrutar de los paseos que nunca he dado, de esos abrazos que no di, de esos besos para nuestros hijos y nuestros seres queridos, de esas bromas para las que no teníamos tiempo. Seguramente serían los momentos más bellos para recordar, al fin y al cabo llenarían nuestras vidas de alegría.

Y algunos de nosotros lo desperdiciamos día tras día con avaricia, egoísmo e intolerancia.

Cada minuto de la vida no tiene precio y nunca se repetirá, así que tómate un tiempo para disfrutar, agradecer y celebrar tu existencia.

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