¿Por qué a mí? ¿Por qué me tiene que pasar esto? ¿Cómo me pudo suceder algo así? ¡Yo no me lo merecía! Si soy bueno y no le hago daño a nadie, ¿por qué se me castiga de este modo? ¿Hasta cuando lo voy a tener que seguir tolerando? ¡Yo ya no aguanto más! ¡No es justo! ¡Qué injusta es la vida!
Todo el tiempo escucho estas frases en consulta y en la vida cotidiana. A las personas no nos gusta sufrir y, muchas de ellas piensan que, siendo buenas, obedeciendo las normas, portándose bien y no haciéndo mal a nadie, podrán evitar que la vida les mande dificultades o sufrimientos, pero sucede que no es así, tarde o temprano a todos les llega el dolor y esas personas se lamentan de estar viviendo algo que sencillamente, no merecían que les pasara.
Yo mismo tengo que reconocer que soy experto en quejas. Me quejo todo el tiempo y casi en todas partes. Mis amigos, mi familia y mi pareja también tienen que escuchar mis reclamos a la vida por las dificultades que atravieso. Incluso la gente que me sigue en facebook y mis amigos de la red tienen que leer mis reclamos por muchas cosas que tengo que enfrentar.
Me quejo si no gano lo suficiente; si me enfermo o si me hace daño la comida; si engordo más de la cuenta; si la gente en la carretera maneja mal; si no hay cultura cívica, si los políticos “no gobiernan como deberían”; si las personas “no actúan con más consciencia”; si hay personas que “no son responsables de sí mismas”; me molesto también porque en la Ciudad de México ya no se puede vivir o porque viajar es demasiado caro.
Hace unos días le llamé a la persona que nos ayudó a planear un viaje que haremos en verano mi pareja y yo y le llamé, y muy indignado le dije que “me parecía demasiado caro el presupuesto del viaje que nos había enviado por correo electrónico”. A mi favor le argumenté que el boleto de avión ya lo teníamos y no estaba contemplado y, aún así, el costo era muy alto. Ella, con mucha calma me dijo: “efectivamente, señor Martínez, no incluye el boleto de avión, pero, ¿ya consideró que se van más de un mes y que son 35 noches de hotel para dos personas? En ese momento me di cuenta que ella tenía razón y me pareció que mi queja estaba un poco fuera de lugar. Si no quería pagar tanto dinero, tendría que pensarlo dos veces antes de elegir a donde viajar y decidir el tiempo del viaje.
Tenemos que partir entonces de una premisa: el dolor y las adversidades son parte de la vida y, como tal, son inevitables y, tarde o temprano, todos los seres vivos del planeta debemos enfrentarnos a ello.
Y algo muy importante que debemos comprender es que, si queremos crecer como personas y lograr un desarrollo integral bio-psico-social y espiritual, tenemos que aceptar que eso sólo se logra a través de los problemas que se enfrentan día a día y del dolor.
Jack Kornfield Para exponer los argumentos que apoyan lo anterior, me basaré en las ideas de en su libro Camino con corazón. Aunque Kornfield se está refiriendo específicamente al papel del dolor en el camino espiritual, estoy seguro que, como además de ser maestro de meditación es doctor en Psicología, él estaría de acuerdo en que también en las otras áreas del desarrollo humano la manera en que abordamos las personas el dolor y los problemas de la existencia es fundamental para poder crecer.
La vida está llena de dificultades y cada persona es responsable de elegir quiere convertir a estas en una motivación para profundizar su paciencia, equilibrio, fortaleza, desarrollo de habilidades o bien vivirlas como un sufrimiento inútil.
Las dificultades, el dolor y los problemas son, en sí mismos, el principio de un camino para el desarrollo que nos ofrecen la posibilidad de adquirir cosas tan importantes como:
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Una mayor consciencia de nosotros mismos y del mundo en que vivimos.
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Amor.
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Sabiduría.
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Aprecio personal.
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Capacidad de contacto.
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La capacidad de descubrir nuestra guerra interna.
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La capacidad de reconocer la guerra con el exterior.
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Las maneras para enfrentar los conflictos internos y externos y las mejores formas de solucionarnos.
Todo esto, a fin de cuentas, es el crecimiento o el desarrollo a través del cual una persona puede alcanzar la madurez y la plenitud.
En la medida en que aprendemos a ser más conscientes gracias a las pruebas que todos los días nos pone la vida, logramos adquirir mayor capacidad para reconocer las contradicciones de la vida y superarlas; el dolor y las luchas en nuestro interior; las alegrías y la belleza; el sufrimiento inevitable; nuestros anhelos; el constante juego cambiante entre penas y alegrías que son parte de nuestra existencia humana y, si logramos esta consciencia, sin alarmarnos, sin luchar contra ella, podremos tener más capacidad para enfrentar cada situación y encontrar las mejores salidas.
Un Camino Auténtico
Un camino de crecimiento emocional, mental o espiritual auténtico, no elude las dificultades ni intenta negar los errores. Un camino auténtico nos permite ser conscientes de las cosas tal y como son y a no seguir huyendo ni ocultándonos.
El camino auténtico es aquel en el que estamos dispuestos a estar frente a frente con nuestras contradicciones para transformar nuestro corazón. El camino auténtico, es un camino con corazón, aquel que nos ofrece dejar de engañarnos, de mentirnos para lograr un verdadero despertar.
Cuando estamos ante el camino auténtico, el dolor parece aumentar y es porque ya no nos escondemos de las dificultades, ni de los conflictos, ni de los problemas. Ya no nos ocultamos de nosotros mismos, estamos dispuestos a vernos tal cual somos y aceptarnos.
“Cuando nos dirigimos hacia el amor, hacia el despertar en pos de la liberación, inevitablemente nos enfrentamos a nuestras limitaciones”. (Jack Kornfild).
Enfrentarnos a nosotros mismos.
Cuando estamos dispuestos a enfrentamos a nosotros mismos podemos, al fin, hacernos conscientes de nuestros conflictos internos y con los demás; de nuestros miedos más profundos; de nuestras debilidades y vulnerabilidades; de nuestras dudas y confusiones.
La vida es, a fin de cuentas, un cúmulo de errores que vamos cometiendo día a día. Dichos errores nos dan una oportunidad tras otra para crecer, aprender, fortalecernos, superarnos como seres humanos, liberarnos del sufrimiento inútil de querer manipular y controlar lo que no podemos cambiar, de desarrollar todas nuestras habilidades y aceptar nuestras limitaciones. Cuando logramos esto, nos volvemos seres libres, seguros y podemos sentirnos, al fin, en paz. Dejamos de lugar inútilmente y aceptamos la realidad sin mentiras, tal cual es.
Vivir es cometer una sucesión constante de errores
La respuesta habitual de los seres humanos, ante los errores, es condenarlos, reprocharlos o negarlos. Hay una tendencia constante a evitarlos pues pensamos que por culpa de ellos valemos menos y los demás nos dejarán de aceptar o querer si descubren que no somos perfectos. Cometer y reconocer errores, generalmente, nos hace sentir avergonzados y nos obliga a defendernos u ocultarnos.
Sin embargo, cuando entendemos que la vida es en realidad una sucesión constante de errores y equivocaciones, cuando logramos comprender que es inevitable que eso ocurra y aceptamos que esa es la naturaleza del hombre, podemos recuperar en paz.
Entre muchas otras cosas aceptar nuestras equivocaciones nos ayuda a perdonarnos y a perdonar a otros cuando no cumplen nuestras expectativas o cuando no hacen lo que nosotros pensamos que deberían de hacer, sentir o pensar.
Cuando reconocemos que vivir es cometer errores, nos sentimos más cómodos con las dificultades de la vida y empezamos a disfrutar de verdad.
Cuando aceptamos las dificultades de la vida y nos dejamos de pelear con ella obtenemos muchas ventajas a cambio, como por ejemplo:
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Disminuyen las respuestas automáticas ante las situaciones.
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Nos volvemos menos reactivos y más reflexivos.
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Observamos con más calma (con menos ansiedad) las dificultades de la vida y el modo en que éstas surgen.
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Tenemos mayor capacidad para enfrentar las situaciones con éxito y sin angustia, con un espíritu de mayor aceptación.
Continuará.
muchas gracias por tu articulo, es verdad, nos quejamos tanto que nos olvidamos de aprender de conscientizarnos que la vida se trata de eso.Lo que nos pasa es que tratamos de evadir ese gran maestro que el el dolor.
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Estoy de acuerdo contigo «trespalacios». Es más la energía que se utiliza en evadir o negar el dolor que lo que realmente éste nos destruye. El dolor, además de ser nuestro maestro, es parte ineludible de la naturaleza humana, ¿de qué nos sirve tratar de eliminarlo si nunca lo llegaremos a vencer? ¿no es mejor reconocerlo, comprenderlo y utilizarlo a nuestro favor? yo pienso que sí, que es mejor dejar de luchar contra él y aprender a enfrentarlo de una manera más madura y responsable.
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Gracias por tu articulo es muy interesante y me pasa muy seguido me quejo mucho tratare de corregir esto, me has dado una gran herramienta, una abrazo Luis Fernando
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Gracias por tu comentario, Áurea. Lo agradezco sinceramente.
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Que tal buenas tardes, sabes hace meses que leo los artículos de la pagina y he estado muy al pendieente de todo, de hecho la ayuda que he recibido a través de estas reflexiones y artículos me ayudo a superar y terminar ciertas relaciones tormentosas, y en verdad me encantaría platicarte mi caso, espero que puedas darle lectura a esto y hacerme saber si te interesados saber mi historia, y con ello darme talvez un consejo. Espero su respuesta y de verdad muchísimas gracias por todo.. Esta pagina esta genial…
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Gracias, Edgar. Valoro lo que me dices y te agradeceré que compartas tu experiencia con los amigos del blog.
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