En el artículo anterior hablábamos de que las dificultades y el dolor de la vida, pueden ser utilizados como un “sufrimiento inútil”, o como una motivación para profundizar en capacidades como la paciencia, el equilibrio, la fortaleza o el desarrollo de otras habilidades. El dolor, en fin, es un camino hacia el desarrollo y las dificultades y problemas son oportunidades para crecer.
“La diferencia básica entre un hombre ordinario y un guerrero es que el guerrero toma todas las cosas como desafíos, mientras que una persona corriente toma todas las cosas como una bendición o una desgracia”.
Carlos Castaneda.
“Cuando nos dirigimos hacia el amor, hacia el despertar en pos de la liberación, inevitablemente nos enfrentamos a nuestras limitaciones”.
Jack Kornfield.
Enfrentarnos a nosotros mismos
Si dejamos de escondernos de nosotros mismos, de lo que pensamos, sentimos, necesitamos o deseamos en realidad; si nos atrevemos a vernos como realmente somos, podemos entonces, hacernos conscientes de:
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Nuestros conflictos internos y nuestros conflictos interpersonales.
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De nuestros miedos ocultos.
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Nuestras debilidades y vulnerabilidad.
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De nuestras dudas y confusiones.
La realidad es que la vida, es un cúmulo de errores
Toda la vida nos la pasamos experimentando cosas nuevas, cometiendo errores y aprendiendo de ellos. La vida, a través de las dificultades y los errores nos ayuda a crecer, nos permite aprender nuevas habilidades, fortalecernos, superarnos y alcanzar mayor libertad.
La respuesta habitual del ser humano ante los errores es la de reprocharse y condenarse por haberse equivocado: “¿por qué hice esto? ¿por qué tomé una decisión equivocada? No tengo perdón” .
Cuando nos hacemos conscientes de que la vida está basada en errores, podemos sentirnos más en paz, perdonarnos y perdonar a otros por los agravios. Reconocer que el dolor es parte inherente de la vida y que no podemos escapar de él, nos ayuda, paradójicamente, a sentirnos más cómodos con las dificultades, sin tener que seguir ocultándolas o negándolas con el afán de protegernos.
Las ventajas de aceptar las dificultades
«Concédeme en este viaje las dificultades y sufrimientos apropiados para que mi corazón pueda despertar realmente, y mi práctica de liberación y compasión universal pueda ser realmente satisfecha».
Oración tibetana.
El aprender a aceptar las dificultades, los tropiezos, los problemas y el dolor nos da la oportunidad de:
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Disminuir las respuestas automáticas ante los problemas.
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Volvernos menos reactivos.
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Observar con más calma y serenidad las dificultades y el modo en que éstas surgen.
Tipos de dificultades
Existen dos tipos de dificultades en la vida:
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Los problemas que hay que resolver realmente, que demandan una respuesta directa.
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Los problemas que creamos nosotros mismos con la mente:
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Luchando para que la vida sea diferente a como es.
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Perdiendo de vista las posibilidades más sabias.
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Aferrándonos a nuestras creencias.
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Cerrándonos a ver la realidad con una actitud más sabia.
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Convertir las dificultades en el camino
En el budismo existe la práctica de convertir las dificultades en el camino, lo que implica aceptar conscientemente los sufrimientos y las experiencias no deseadas; las penas de la vida; las luchas internas; los conflictos externos y utilizarlos para generar mayor paciencia, compasión y libertad.
“La mayoría de las veces, lo que alimenta nuestro espíritu es lo que nos pone cara a cara con nuestras mayores dificultades y limitaciones”.
Jack Kornfield.
“Sólo como guerreros podemos resistir el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse o lamentar cosa alguna. Su vida constituye un constante desafío, y no es posible que los desafíos sean buenos o malos, los desafíos son simplemente desafíos”.
Carlos Castaneda.
Las dificultades son lentes que nos permiten ver la realidad
Cuando enfrentamos las dificultades cotidianas de la vida podemos reconocer cosas que de otra manera sería imposible, como por ejemplo, nuestras propias fuerzas adquiridas con nuestra práctica para cultivar la compasión, la empatía hacia otros, el desarrollo y el uso adecuado de las emociones; la manera de resolver los conflictos de manera efectiva; el contacto íntimo con otros.
Además, aprender a hacer un uso adecuado de las dificultades y del dolor, nos aporta tranquilidad, mayor seguridad y equilibrio, amor y estabilidad. Justamente, la fuerza del corazón proviene de saber que el dolor que debemos soportar en la vida, no es un dolor que se vive en soledad, forma parte del dolor compartido por el conjunto de todo lo vivo del universo.
El dolor es lo que nos une como seres humanos y lo que nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, todos somos semejantes en la necesidad de enfrentarnos con el dolor, la pérdida, los cambios, la incertidumbre y la impermanencia, todas aquellas cosas que nos vuelven vulnerables, y que nos producen miedo a los seres humanos.
No se trata sólo de nuestro dolor, sino del dolor que nos ayuda a despertar la compasión Universal. El dolor es la llave que abre nuestros corazones al sufrimiento de los demás.
Al aprender a aceptar y convivir con las dificultades y el dolor nos permite alcanzar una gran libertad y nos ofrece muchas oportunidades de crecimiento. Las dificultades nos dirigen al meollo de lo que debemos aprender.
La libertad es el fruto de la capacidad de trabajar con cualquier energía o problema que se presenten. Se trata de la libertad de penetrar sabiamente en todos los ámbitos del mundo, bellos y dolorosos, ámbitos de guerra y ámbitos de paz. No encontraremos dicha libertad e otro momento o lugar, sino aquí y ahora en esta vida.
Tampoco tenemos que esperar que aparezcan dificultades extremas para empezar a experimentar con la libertad ya que ésta se cultiva en las dificultades de la vida cotidiana.
Como hemos dicho, podemos ver las dificultades como una maldición y con una actitud de rechazo, negación o huida o verlas como una ocasión para practicar y aprender, para fortalecernos.
Piensa un momento, ¿qué haces ante los problemas de la vida cotidiana? ¿Los ves como una maldición? ¿Crees que es una desgracia una jugarreta de la vida para hacerte sentir mal? ¿Condenas las dificultades y huyes de ellas? ¿Te surge el miedo, la inseguridad y las dudas? ¿qué haces con todo ello?
Alternativas ante los problemas
1ª. Alternativa: negar y evadir las dificultades
La primer alternativa que se puede elegir ante las dificultades es negarlos o reprimirlos e intentar de llenar nuestra vida de luz, belleza y sentimientos ideales. Algo que está muy de moda en nuestra época. Creer que con tan sólo pensar positivo, todo se resolverá mágicamente y el universo se encargará de resolver lo problemas milagrosamente.
A mediano y largo plazo la gente comprueba, con frustración, que esto no funciona, pues al evadir los problemas que aparecen por un lado, los encontraremos por otro.
Nuestro cuerpo es un gran indicador de esto. Al reprimir ciertos pensamientos o sentimientos, porque nos parecen “desagradables” se convierten en úlceras, dermatitis o tumores. Si enterramos problemas en nuestro cuerpo, la mente se agita, se vuelve rígida y se llena de un miedo no afrontado.
2a. Alternativa. Expresarnos abiertamente.
Del otro lado, si expresamos todo lo que sentimos, nuestros disgustos, inquietudes, opiniones, nuestras reacciones crecen hasta convertirse en fastidiosas, dolorosas, confusas, contradictorias, problemáticas e incontrolables.
3ª. Alternativa: el poder de nuestro corazón despierto y atento
Si en lugar de evadir los problemas o explotar, ponemos nuestro corazón en lo que ocurre, a través de nuestra atención consciente en las situaciones difíciles, sin asustarnos, sin perder la calma y la seguridad, aceptándolas como partes de la vida, sin renegar de ellas o preguntando por qué nos pasa eso a nosotros, sino viéndolas como oportunidades para aprender, tendremos más capacidad de enfrentarnos a los problemas.
Nuestras dificultades exigen nuestra atención más compasiva. Ninguna práctica espiritual ni ninguna terapia harán que los problemas se acaben, pero sí nos ayudarán a verlos de manera distinta para que se conviertan en áreas de oportunidad y nos guíen hacia nuestros objetivos.
Continuará…
Fuente Bibliográfica: Camino con Corazón, Jack Kornfield.
Artículo anterior, con el mismo tema, en este blog:
¿Es inevitable el dolor y las dificultades de la vida?
Articulo posterior a éste con el mismo tema:
muy interesante. creo que el lograr cambiar nuestra percepción ante las situaciones de la vida no tan cómodas si requiere un gran trabajo que vale muchísimo realizar. cuando uno logra reencuadrar nuestra realidad comienza uno a aprender y crecer mucho más.
como dicen por ahí » no hay error sólo retroalimentación»
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Gracias por tu comentario, Edgar. Un abrazo.
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Que importante e interezante todo lo que nos hace refleccionar y como podemos llevar los problemas en la vida sin hacernos tanto dano nosotros mismos………muchisimas gracias me queda clarisimo que lo que estamos viviendo hoy no es mas que consecuencias de nuestros actos anteriores y todo se puede cambiar pero tenemos que ser nosotros mismos sin caretas y aceptando nuestros propios miedos .,conflictos internos……..gracias. por toda su sabiduria., bendiciones.
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Anabel, agradezco mucho que te tomes la molestia para dejar un comentario en el blog y, sobre todo, tus bellas palabras. Para mí es un gusto compartir, apoyar y ofrecer mi experiencia a las personas que tienen el interés de mejorar, crecer, cambiar, en pocas palabras, alimentar su espíritu para lograr un desarrollo personal. Un abrazo.
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La misma vida nos va enseñando de nuestros errores. No todos tenemos la capacidad para
verlos y empezamos a evadirlos justificándonos, sin darnos cuenta que los únicos perjudicados somos nosotros mismos y es por eso que tenemos que hacer una retrospectiva de nuestra propia vida para darnos plena cuenta de que » EL HUBIERA NO EXISTE», es el aquí y ahora, la vida sigue y todos los seres humanos tenemos la necesidad de SER FELICES Y SIEMPRE IREMOS EN BUSCA DE ELLA.
Buen artículo me gusta, felicidades mi buen amigo…. YO NEOS
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Gracias por leerme, Neos y gracias también por tomarte el tiempo de dejar tus siempre enriquecedores comentarios.
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