El riesgo de descubrirse a uno mismo, más allá de las apariencias
Miedo al fracaso y a los cambios
Dedicado a Luis Mouret, un artista en toda la extensión de la palabra
El Artista es un film que se puede plantear desde diferentes ángulos dentro de un análisis psicoterapéutico como pueden ser el no saber enfrentar los cambios, el fracaso después de haber conocido la fama y el miedo de reconocerse internamente más allá de las máscaras y los roles.
También se puede explorar el relacionado con el destino o la rueda de la fortuna, en aquellas ocasiones en las que la vida nos pone en la cima y, de un momento a otro, nos deja caer estrepitosamente, generando, a partir de ese shock, sentimientos de enojo, confusión y dolor, no importa si se está preparado para enfrentarlo o no.
Los costos de la fama
Cuando se alcanza la fama y el éxito, antes de tener un soporte personal o una fuerza interna que permita vivirlo sin perder el equilibrio interno, puede tener sus riesgos, pues quien lo experimenta suele generar muchas falsas creencias como:
- Pensar que todos lo necesitan a él pero que él no necesita de nadie.
- Creer que él es digno de todo el reconocimiento, respeto, admiración y atención, pero que los demás están por debajo y, por lo tanto, no tiene que mirarlos y tomarlos en cuenta.
- Él o ella se viven como si estuvieran en las alturas o en un pedestal, destinados a que los demás miren hacia arriba para poder mirarlos y quedar deslumbrados con lo que ven.
- Olvidarse que la fama es efímera y que las cosas pueden cambiar de un momento a otro, provocando que toda la realidad se transforme dramáticamente.
No darse cuenta de que, muy probablemente, la mayoría de las personas estén admirando e idolatrando la imagen idealizada de aquello que representa, el falso ídolo que se ha construido a través de diversos medios, – en el caso de la cinta el Artista a través del cine mudo– , y que, dicha imagen prefabricada, tiene poco o nada que ver con la persona real, pues, el ídolo es perfecto, pero irreal, producto de la fantasía y la persona real, es un ser imperfecto, vulnerable, con fortalezas y debilidades como cualquier ser humano.
Aprender del fracaso después de la caída
Si alguien ha vivido un rápido ascenso a la fama, sin ser muy consciente del proceso y de los riesgos, dejándose seducir y engañar, – como lo hizo el personaje de Pinocho en la tierra de la fantasía, por ejemplo – , y de manera inesperada todo su mundo ideal se desmorona, a causa de un despedido, por la llegada de otra persona que ocupe su sitio, un fracaso, un error cometido o simplemente porque cambió la realidad, puede generar un impacto tal en la persona que vive la fantasía, que no tenga la estructura suficiente para tolerarlo y no desmoronarse por completo: física, moral, emocional o espiritualmente.
Esta experiencia puede llegar a ser muy traumática y muy dolorosa. Generar un gran desconcierto a quien lo vive – como le sucede al protagonista del Artista – , creando un shock muy difícil o imposible de superar, pues la persona que se ha engañado a sí misma y ha creído que realmente es un ser excepcional que merece un trato especial de pronto, puede caer en una gran confusión y no poder comprender lo que ha sucedido, algo que puede resultar muy obvio para otro que lo mira desde fuera.
Después del golpe generado por la gran caída, la persona ya no puede ver ni escuchar al mundo y a las personas tal cual son, no alcanza a comprenderlas, ni tampoco se siente comprendido por los demás. Todo se vuelve confuso, caótico, y puede llegar a generar una desintegración total o casi total de la personalidad del individuo.
El ídolo, la estrella, cualquier famoso que haya vivido la experiencia de la caída, es alguien que ha distorsionado la realidad a tal punto, que ha creído que el mundo perfecto que se ha construido, (o que otros le han construido para obtener algún beneficio), era eterno, distinto y ajeno al mundo real, que ha perdido toda posibilidad de un contacto con la realidad.
Si la persona que tiene esta experiencia del ascenso y la caída es un individuo joven, tiene más posibilidad de aprender de lo ocurrido cuando aún no es demasiado tarde, puede, por ejemplo, reconocer las trampas de la fama, recuperarse del golpe y aprender de lo vivido, puede retomar el camino con una mirada diferente, reconociendo cuáles son sus verdaderas necesidades, no dejándose seducir nuevamente por los halagos y la popularidad. Actuando de forma madura y enfrentando cada situación vivida con mayor consciencia, con cautela y responsabilidad, cuidándose a sí mismo de volver a vivir las experiencias del mismo modo, dejándose deslumbrar con fantasías.
La persona que no es ingenua y que ha aprendido de sus experiencias pasadas, se recuperará de su frustración y volverá a plantearse objetivos, esta vez más realistas, le encontrará sentido a la vivencia de fracaso y trabajará con una mayor consciencia por lo que realmente quiere, reconociendo sus verdaderas necesidades y deseos que lo hagan sentir pleno, realizado, alcanzando un éxito auténtico, que no necesariamente va relacionado con la fama.
La experiencia de fracaso en la edad madura
Sin embargo, si esto le ocurre a la persona cuando ya es mayor, sin la fuerza de la juventud, la experiencia de caer estrepitosamente del pedestal, puede ser más grave y generarle mucho dolor, con efectos devastadores, como lo que le ocurre al personaje del Artista que puede llegar, ante su desesperación, a pensar en salidas drásticas, como el quitarse la vida.
La persona que se enfrenta a la pérdida de la fama, cuando no ha tenido el cuidado de ser cauteloso con ella y de no tomar tan en serio sus falsas ilusiones, se sentirá con menos fuerza para enfrentar la realidad ante nuevos paradigmas. En el caso de la película del Artista, el protagonista se había “acomodado” tanto al paradigma del cine mudo, que no pudo o no quiso comprender lo que significaba la aparición del cine sonoro. Simplemente, menospreció y subestimo las cosas. Él estaba extremadamente cómodo en el paradigma del momento, que no fue capaz de considerar que su mundo estaba en riesgo.
También tuvo miedo de enfrentarse a algo totalmente nuevo y desconocido y darse cuenta que no estaba preparado para lo nuevo que llegaba ni dispuesto a enfrentarlo, entenderlo y adaptarse a las nuevas necesidades.
Había puesto todas sus energías y fortalezas en el paradigma del cine mudo, pero, el lenguaje, la forma y la realidad completa del cine sonoro era completamente diferente y requería otro tipo de capacidades, como por ejemplo, dejar de lado las actuaciones exageradas con gesticulaciones muy marcadas para dar paso a un estilo más natural, pues ahora ya no sería necesario ese estilo de actuación, pues se contaba con el recurso de la propia voz y del sonido ambiental.
Lo que enfrenta el personaje de la película es lo que, muy probablemente enfrenta cualquier persona, en cualquier otro ambiente, que experimenta a una situación similar. La de haberse acomodado tanto en algo, que se siente asustado y paralizado ante lo nuevo y diferente, lo que puede ocurrirle a la persona ante esto, es que sufra un impacto tal que le cuesta asimilar incluso más que a otros que lo pueden asimilar con mayor facilidad y primero recurra (de manera no consciente) en la negación.
Después, se sentirá tan enojado que quizá intente, pese a tener todo en contra, revelarse ante todo y mantenerse – como lo hace el personaje de la película- en el viejo paradigma, por absurdo e inútil que esto sea.
Momento de enfrentar la realidad
Posteriormente, al darse cuenta de que todo lo que haga es inútil, no tendrá más remedio que reconocer que ya no hay vuelta atrás, que es inútil tratar de recuperar y salvar el pasado, por mucho que le duela, pues, ante el nuevo, el viejo paradigma resulta obsoleto.
Ante esto, tendrá dos alternativas: elegir terminar de soltarlo todo y empezar de cero para enfrentarse al nuevo paradigma y volver a trabajar para salir adelante, o renunciar a seguir luchando y caer en fuerte depresión, reconociendo que todo lo que vivió en el pasado, no era eterno, que, tal vez, no era más que una fantasía, o, en el mejor de los casos, algo finito que, por mucho que enojara, algún día tenía que terminar como sucede con todo en la vida.
En el caso del personaje de la película, tuvo que reconocer que el mundo no lo conocía en realidad, que no lo admiraban por ser la persona que era en realidad, sino el personaje que se había construido a través de él, pero que su tiempo y su fama, habían llegado a su fin para dar paso a otros que sí estaban dispuestos a enfrentarse a la nueva realidad del cine sonoro, como era el caso de la protagonista femenina.
El personaje descubre también, tal vez demasiado tarde y a través de mucho sufrimiento, que en realidad no es un ser especial, que es una persona común y corriente como cualquier otro. Que su éxito no estaba basado tanto en quien él era, sino en el producto que se había fabricado a partir de él. Una mercancía, un objeto de moda del que se podría obtener un gran beneficio mientras funcionara o gustara en el mercado, pero que, como tal, es perfectamente sustituible.
Lo que le ocurre al personaje del Artista, es algo que sucede con demasiada frecuencia en el mundo real. Y es más probable que le suceda a una persona vulnerable o ingenua, alguien fácilmente manipulable que se deje engañar y seducir por el canto de las sirenas como Ulises, una persona con poca seguridad y baja autoestima.
Alguien que, aún siendo capaz de tener una apariencia de seguridad y vanidad, es una persona que no se considera valiosa ni digna de respeto, que ha depositado toda su confianza, no en su valores internos, sino en atributos de más riesgo e impermanentes, como la juventud o la belleza física, que a final, por mucho que deslumbren por un tiempo, resultan ser tan frágiles y peligrosos como el cristal.
FICHA TÉCNICA
Título: El artista.
Año: 2011.
Director: Michel Hazanavicius.
Guionista: Michel Hazanavicius.
Protagonistas: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, John Goodman, James Cromwell y Malcolm McDowell.
Muy mala redacción del supuesto análisis psicológico de la película, reiterativo, moralizante y coloquial. Demerita el éxito de Rodolfo Valentino creyendo que todo fue una «ilusión» y que él nunca fue valorado por sus “verdaderos valores internos”, que solo fue valorado por su juventud y belleza física. Vaya!!! como si no fuera ya un mérito ser joven y bello… Cuantos lo son?
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Gracias, Manuel por tu comentario. Saludos.
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Me gusta mucho este artículo y el tema que trata, pues queda retratada una verdad real de la condición humana…lo que nos hace seres humanos maravillosos, únicos y vulnerables. Podemos aprender de esas que en la Edad Media llamaban «caídas de príncipes» para estar atentos y preparados para poder resurgir cuando sea necesario.
Felicidades!
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Gracias por tu comentario, fue un placer ver la película contigo. Me gustaría mucho que nos hablaras un poco de esas «caídas de príncipes», parece un tema interesante.
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Fer, me encantó como desmenuzas la película…… todos los sentimientos de cada uno de los personajes, sencillamente hiciste un placer para la lectura de tu artículo.
Así como también de como te puedes ir de bruces, sin darte cuenta, hasta que estas en el hoyo, que gran lección.
besos.
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¡Qué rápida eres para leer, querida! Muchas gracias por tu crítica y tus comentarios, los recibo con cariño y aquí estamos, escribiendo y editando entre sesión y sesión, soy un amante del cine y de la observación del comportamiento humano, así que, es una oportunidad y un placer integrar las dos cosas.
Te mando muchos besos.
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