El verdadero fin del mundo: el de los prejuicios

Que terminen de una buena vez y para siempre los prejuicios respecto a:

• Que los hombres son mejores que las mujeres.
• Que las mujeres nacieron para atender a los hombres.
• Que los hombres son fuertes y las mujeres débiles.
• Que los hombres son insensibles y las mujeres un manojo de nervios.
• Que los homosexuales son pervertidos y promiscuos.
• Que la homosexualidad, aunque la ONG diga lo contrario, es una enfermedad y una perversidad.
• Qué, aunque este demostrado que es mentira, se siga diciendo que dos hombres o dos mujeres no pueden adoptar porque afectarían el sano desarrollo de los niños.
• Que la terapia es “sólo para locos”.
• Que la Gestalt es: “chafa”, “magia”, “new ege”, pero no es una terapia seria.
• Que la única terapia científica y seria es el psicoanálisis.
• Que sólo lo mío es bueno y lo de los demás es malo.
• Que sólo uno puede tener la razón y los demás están equivocados.
• Que es imposible comprender al otro.
• Que ceder ante el otro, tomando en cuenta sus necesidades, significa que yo pierdo.
• Que siempre hay que ganar y nunca sentirse derrotado.
• Que el fracaso es malo y hay que evitar fracasar.
• Que es mejor no arriesgarse para no perder.
• Que hay que continuar luchando hasta la muerte.
• Que si cedo, voy  a perder lo anterior que se logró, sin darse cuenta que eso tiene un costo más alto a que si aprendo a renunciar.
• Que renunciar o aceptar la derrota es de cobardes.
• Que lo sano es: ser autosuficiente, independiente, autónomo.
• Que es patológico depender de la pareja.
• Que lo sano es ser desapegados y no depender.
• Que los límites son malos.
• Que en la educación hay que imponer la autoridad sin respetar.
• Que, para hacer fuertes a los hijos, hay que ser duros con ellos.
• Que un padre no puede ser tierno o una madre firme.
• Que no hay nada de malo en sobre proteger.
• Que es peligroso madurar.
• Que no se puede dejar de ser «víctima» de las circunstancias, de la vida, de otros.
• Que no se puede vivir feliz y en paz.
• Que todo es malo, que todo es un desastre.
• Que no vale la pena luchar, porque todo está perdido de antemano.
• Que es inútil esforzarse para superarse.
• Que no se puede perdonar, que yo no me puedo perdonar.
• Que somos malos y no merecemos ser felices.
• Que no se puede cambiar el pasado.
• Que no es bueno aceptar la propia vulnerabilidad.
• Que hay que demostrar que se es mejor que los demás y atacar las diferencias.
• Que es mejor competir que colaborar.
• Que hay que ser todos iguales y destruir al diferente.
• Que los mexicanos son flojos y no se comprometen.
• Que no nos gusta la disciplina.
• Que todo es cuestión de fuerza de voluntad.
• Que el egoísmo es malo.
• Que ver por uno mismo es egoísmo.
• Que el amarse a uno mismo es narcisismo o egocentrismo, y por lo tanto malo.
• Que somos malos para los compromisos.
• Que los sentimientos son para los débiles.
• Que es mejor actuar con la cabeza que con el corazón.
• Que ya no hay gente buena.
• Que todo mundo es corrupto.
• Que el ser humano es malo por naturaleza.
• Que no se puede confiar en los demás.

La lista es interminable, pero sé que tú tienes en mente algunos otros prejuicios que quieres sumar. Agrégalos a la lista para que, una vez terminada, como ritual de año nuevo, todos la quememos en casa y sea – ahora sí – una realidad eso de que el mundo se va acabar:  El mundo de los prejuicios sin fundamento.

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