Nuestras lágrimas son consuelo para la vida

Entre los cientos y cientos de creencias o introyectos que nos inculcan de generación en generación desde la más temprana infancia, uno muy típico en nuestra cultura — y tal vez de los más dolorosos y perjudiciales–,, es el de que «llorar es malo»..

Para nuestra cultura, el llanto es sinónimo de debilidad, fragilidad, vulnerabilidad. cobardía, falta de hombría, etc., Y todos estos aspectos de la personalidad se consideran negativos o inadecuados.

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Cómo salir del closet y reconocer la homosexualidad

Para salir del closet no sólo se necesita valor, se necesita coraje. El valor nos ayuda a enfrentar el miedo de decirle a los demás quien eres en realidad, pero el coraje, te hace actuar desde el corazón (coraje y corazón vienen de la misma raíz “co” y coraje significa: impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo, valor). Actuamos desde el corazón para defender lo que somos, para sentirnos dignos y merecedores de respeto. Salir del closet se da en dos sentidos: por un lado, implica hacer una salida personal y existencial que implica reconocerse a uno mismo con su propia identidad afectivo-sexual y la segunda salida que implica salir al mundo y mostrarse de manera auténtica ante la familia, la escuela, el trabajo, la iglesia, los amigos, la sociedad en general.

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dolor humano

Y un día por fin comprendí

Un día comprendí que los sentimientos y las emociones no son malos ni hay que temerles, todo lo contrario, son nuestros aliados y una fuente de información que nos avisan cuando algo está mal en nosotros o en nuestras relaciones. Los prejuicios hacia los sentimientos, son invento del hombre que teme reconocerse como un ser vulnerable. Comprendí también que la vulnerabilidad no era un defecto, que no tenía que ocultarla pues es la llave para liberarse de las máscaras y de la creencia de que hay algo vergonzoso en ser yo mismo… es hermoso ser auténtico, con mis fortalezas y mis debilidades. Ser y reconocerme ante otros vulnerable, me hace hermoso.

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El fin de los prejuicios

Mi mayor deseo para el próximo año, en el que los Mayas pronosticaron el fin del mundo, es que sea el fin del mundo de los prejuicios. Quiero que terminen de una buena vez y para siempre los prejuicios respecto a:
Que los hombres son mejores que las mujeres.
Que las mujeres nacieron para atender a los hombres.
Que los hombres son fuertes y las mujeres débiles.
Que los hombres son insensibles y las mujeres un manojo de nervios.
Que los homosexuales son pervertidos y promiscuos.
Que la homosexualidad, aunque la ONG diga lo contrario, es una enfermedad y una perversidad.

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