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El estrés: riesgos y beneficios

Los hombres y las mujeres no se benefician de las mismas personas ante las situaciones de estrés. A los hombres les disminuye el estrés si están con sus parejas ante alguna prueba o desafío y se sienten con más estrés frente a sus amigos; las mujeres, por el contrario, se sienten con menos estrés si están con sus parejas y prefieren el apoyo de sus amigas. Lo dicho en otras ocasiones, no somos iguales, debemos aprender a vivir en la diferencia y enriquecernos a través de ella, también, en los momentos de estrés.

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Enfrentar la vida con el corazón

Si somos capaces de salir de nuestra zona de confort y aceptar el dolor y las dificultades de la vida, entonces, nuestra existencia, no se convertirá en una lucha con éxitos y fracasos, sino en una danza del corazón. ¿De qué depende? De nosotros mismos, de que tomemos consciencia de eso, que nos decidamos y que corramos el riesgo, cada vez que nos topamos con una dificultad o una experiencia dolorosa, de dejar de preguntarnos “¿por qué a mí? ¿por qué me pasa esto? Yo no me lo merezco” y nos preguntemos a manera de reflexión: “¿Para qué me está pasando esto? ¿qué es lo que puedo aprender de este dolor?”.

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Pase lo que pase no es el fin del mundo

Una de las ideas que nos puede llegar a ser perder el piso o la perspectiva de las cosas, es sentirnos como Superman, demasiado fuertes. Hay personas que creen que tienen que solucionarlo todo, tanto lo que les concierne a ellos como a los demás. Nunca se dan la posibilidad de reconocer cuando no pueden o no quieren hacerse cargo de un problema. Mucho menos son capaces de aceptar cuando se sienten débiles, vulnerables, impotentes, ignorantes, incapaces y, por lo tanto, no se permiten pedir ayuda a nadie más. También, por otro lado, existen los demasiado serios, los fatalistas o pesimistas y los controladores que creen que pueden dominar al destino.

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¿Eres más sensible que el resto de la gente?

Todos podemos reconoce a aquellas personas que son en extremo sensibles, que pueden sentirse lastimadas ante la más leve mirada, ante una palabra, un tono de voz que escuchan un poco más fuerte que de costumbre o ante un “no”, por poner tan solo algunos ejemplos. En México, incluso existe una forma de llamarlas: “jarrito de Tlaquepaque”[*].

Una persona que es extremadamente sensible se pone muy ansioso o se siente lastimado ante las reacciones, las palabras o los comportamientos de los demás. Está “calibrada” en un grado superlativo ante lo que los demás dicen o hacen y, con demasiada frecuencia, se toma las cosas de manera personal sin detenerse a comprobar que es así efectivamente, o si las acciones del otro tienen que ver con algo diferente y que no significan que esté rechazando a la persona sensible.

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La química del amor

Helen Fisher es investigadora y autora de varios libros como ¿Por qué amamos? que describe cada aspecto de la experiencia de enamorarse desde un punto de vista científico. Ella ha descubierto, por ejemplo, que de cada cuatro personas que se suicidan cuando una relación se acaba son hombres. Los hombres son tan apasionados como puedan serlo las mujeres y, en efecto, se enamoran más deprisa por una cuestión evolutia.

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MI LUGAR SEGURO

Hoy deseo compartirte un regalo. Ofrecerte una visualización desarrollada por mí, a partir de un ejercicio de bioenergética (la postura de la dirección que consiste en colocarse de pie con los brazos extendidos hacia delante). Yo lo utilizo cuando me siento ansioso o tengo alguna inquietud o preocupación. También cuando siento miedo o impotencia y no encuentro la manera de solucionar algún problema.

Es una especie de visualización o meditación que me ayuda a reconocer que no hay nada más lejano a la realidad que el sentir que estoy solo en el universo y que soy el único del que depende que tenga las fuerzas y los elementos para enfrentar las situaciones de la vida.

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Yo tuve miedo hasta que aprendí…

Tuve miedo al amor, hasta que descubrí que soy digno de ser amado por lo que soy, por ser justamente como soy, y que no tengo que convertirme en otro para merecer que me quieran. También, cuando me di cuenta de que, si alguien a quien aprecio o amo se aleja, se va un ser con nombre y apellido, pero no se va con él el amor… que el amor es más que un sentimiento o un apego, es una energía que me pertenece y se genera en mi interior, y que por tanto, si alguien que amo se va, aunque me duela, yo soy capaz de sanar y volver a amar.

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