Cómo comunicarse con los adolescentes


Comprender a los adolescentes

Comprender a un hijo adolescente puede significar un verdadero reto para los padres.

Lograr comprenderlos en la etapa que están atravesando, puede ser algo muy complicado, ya que, cuando los hijos están pequeños, es mucho más fácil educarlos, conocer sus deseos y sus necesidades. Pero, al entrar en la adolescencia, en esa etapa en la que está formando su propia identidad, es algo complejo, pues ellos mismos están confundidos y asustados, tratando de conocer su propia identidad.

Por eso, para poder ayudarlos, hay que hacer uso, como adultos, de nuestra inteligencia, sensibilidad, disposición, cariño y paciencia y, en caso de no saber qué hacer o de problemas de conducta más severos, solicitar la ayuda de un especialista, informarse, leer o tomar cursos especializados que ofrezcan la orientación necesaria para lograrlo.

La importancia de una comunicación efectiva con el

comunicación efectiva

adolescente

La comunicación es un elemento muy importante para enfrentar este reto, y al hablar de comunicación, nos estamos refiriendo no sólo a que los padres sean los que hablen (sermoneen, aconsejen, ordenen) sino también a que aprendan a escuchar a sus hijos.

Una buena comunicación a través del diálogo, ofrece mayores posibilidades de llevar una  relación sana entre padres e hijos. La adolescencia no es una etapa difícil solo para los hijos, sino también para los padres. Es un periodo (sano) de crisis para todos, pues los cambios que están ocurriendo en el sistema y en lo individual le afectan y le asustan tanto a los chicos que lo enfrentan, como a los adultos que los apoyan en esta etapa de la vida, como en las etapas anteriores.

No es lo mismo educar a un niño que a un adolescente. Durante la infancia, de alguna forma, los padres tienen prácticamente todo el control en relación a las normas, los valores, los principios, las conductas que se permiten o no en el hogar.

Sin embargo, durante la adolescencia en la que el joven o la joven inician con la etapa del desarraigo, es decir, con la necesidad de diferenciarse de los demás y encontrar su propia forma de ser, sus gustos, necesidades, valores, es decir, su propia identidad para responder a las preguntas ¿quién soy? y ¿qué es lo que quiero en la vida?  el control ya no es tan sencillo, es más, resulta prácticamente imposible intentar educarlos desde el control y es necesario aprender a re-conocerlos como individuos diferentes a nosotros y a negociar con ellos.

Si la comunicación o la relación en general se sale de control y nota que los conflictos van en aumento y la crisis se prolonga, no dude en consultar con un profesional, quien le brindará la información que necesite en relación a los cambios que están enfrentando los adolescentes, lo que ayuda a entenderlos mejor, y lo apoyará en relación a la mejor manera de acercarse a ellos para tener una mejor comunicación y un contacto de mayor calidad intentando que el proceso sea menos doloroso tanto para usted como padre como para ellos como hijos.

Por lo pronto, ofrezco aquí algunos consejos basados, a su vez, en sugerencias dadas por la APA (Asociación Americana de Psicología), que le ayudarán a promover una mejor comunicación con su o sus adolescentes.

Curso: comprende a tu adolescente

Esté disponible para sus hijos

  • Procure estar disponible. si ellos lo buscan intenta no dar demasiado largas a las conversaciones. Si está ocupado u ocupada y no puede interrumpir lo que está haciendo, dígale a su hijo o hija, en qué momento puede atenderlo y cumpla con lo que  ofrece sin echarlo en saco roto. Tampoco es conveniente que siempre intente complacerlo interrumpiendo sus tareas para atenderlo en el momento en que él o ella lo desee. Es importante que el adolescente aprenda que los límites para respetar los espacios de otros (en este caso de sus padres), también es importante para una sana convivencia.
  • Iniciar la conversación. Cuando tú, como madre o como padre te preocupas por ser el que inicia la conversación, le das a entender a tus hijos que te preocupas por lo que le pasa y estás al tanto de su vida.
  • Toma en cuenta los momentos en que los chicos están más dispuestos a hablar.  Tal vez no sea un buen momento que le pidas que hablen cuando está en la computadora o escuchando música, sino durante la noche, antes de la cena, cuando los lleva en el carro a la escuela, etc. O bien, pídele que te diga en qué momento te puede permitir hablar con él.
  • Realiza actividades junto con él o ella que les gusten a ambos o que le gusten a tu (s) hijo (s) y tú estés dispuesto a compartir con ella (ellos). Encuentra espacios dentro de tu agenda para realizar una o varias actividades con tus hijos, planea con ellos y cumple los compromisos que hagas con ellos evitando programar otros compromisos durante esas horas. Esto te dará la oportunidad de conocerlos y que él (ella, ellos) te conozcan a ti. Si tienes varios hijos, procura dedicar tiempo especial para cada uno, pues recuerda que todos son diferentes y tienen gustos e intereses distintos.
  • Descubre sus intereses personales. ¿Estás seguro o segura que conoces los gustos de tu (s) hijo (s)? Tal vez tienes la idea qde que a ellos les siguen gustando las mismas cosas de cuando tenínan 7 o 9 años, pero es muy probable que ahora que está en la adolescencia sus gustos hayan cambiado en relación a la música, el cine, la lectura o cualquier otra actividad. Platica con ellos para enterarte y actualizarte de sus gustos y necesidades actuales, pues eso te dará pie, también, para abrir un espacio de comunicación y la oportunidad de (re) conocerlos.
  • No inicies haciendo preguntas. Es mejor iniciar las platicas con ellos compartiéndoles lo que has estado pensando en relación a preocuparte más por conocerlo  y conocer sus gustos en lugar de empezar haciendo preguntas, pues eso puede generar que ellos se cierren imaginando que los estás interrogando por alguna otra razón, como que desconfías de él o ella, sin comprender que lo haces porque te quieres acercar para conocerlo más íntimamente y tener una mejor relación.

Que sus hijos sepan que sí los está escuchando

Cuando sus hijos están hablando de sus preocupaciones, deje lo que está haciendo y escúchelos de verdad, no sólo haga como que los oye sino que dispóngase a estar completamente para ellos a través de una comunicación plena y auténtica.

Es importante que su hijo se de cuenta de que su interés por lo que le está compartiendo es auténtico y no sólo fingido.

No intente decirle todo el tiempo lo que piensa, es muy importante que escuche sus opiniones y puntos de vista, aunque al principio le resulte difícil al darse cuenta de que su hijo o hija ya no piensan como usted y que, muchas veces, piensan exactamente lo contrario, en ocasiones, simplemente porque para ellos es necesario tener una opinión diferente y demostrarse a ellos y a sus padres que también pueden tener su propia opinión sobre las cosas.

Es necesario evitar completar los temas sin haber terminado de escuchar lo que ella o él tienen que decir. Mejor, para mostrarle que realmente lo está escuchando, intente repetir lo que ella o él están diciendo, ya sea con las mismas palabras o con las suyas, pero tratando de no perder el sentido de lo que él o ella le están diciendo. De esa manera, ambos se aseguran de que usted está escuchando correctamente lo que el joven le está tratando de decir.

Responder de una manera que sus hijos lo quieran escuchar

  • Cuando decida que quiere dar su opinión, intente no descalificar la opinión de ellos.
  • Aunque le esté molestando lo que le están diciendo (pueden, por ejemplo, estar criticando la manera en que usted le habla o lo disciplina), intente escuchar sin perder la calma y suavizando sus reacciones. Un buen consejo para lograr esto es respirar profundamente y con suavidad mientras lo escucha y mientras se dirige a él.
  • Es importante no olvidar que los adolescentes se desconectan cuando observan al adulto enojado o a la defensiva. En ese momento, generalmente, rompen con toda comunicación. Por lo tanto, es mejor tener una actitud abierta y relajada, respirando con tranquilidad.
  • No intente imponer sus argumentos ni demostrarle que usted tiene la razón. Cada uno tiene derecho a pensar de forma diferente. Tal vez sea buena idea decir algo como: «Ya sé que no estás de acuerdo conmigo, pero también quiero que tú sepas lo que yo pienso al respecto y me gustaría que también me escucharas y lo reflexionaras”.
  • En lugar de estar pensando en como debatir lo que él le dice, intente enfocarse en su manera de sentir (en sus sentimientos) durante la conversación. Esto le ayudará a conocerlo mejor y a lograr un mejor contacto.
  • Sea empático, póngase en sus zapatos. Una buena manera de lograrlo es recordándose a usted mismo de adolescente y cómo se sentía en relación a sus padres. Siempre es conveniente ponerse en el contexto del otro para lograr una mayor comprensión.
  • En estos casos no gana el que tiene la razón (ambos la tienen desde sus respectivos puntos de vista), gana el que es capaz de ver más, es decir, no sólo ver la propia visión de las cosas sino de ver, por lo menos parcialmente, la visión de la otra parte e intentar comprenderla o, por lo menos, respetarla.

No olvide preguntar lo que ellos necesitan

Muchas veces, los adultos damos por hecho muchas cosas, como  por ejemplo, lo que los hijos o los jóvenes en general quieren. No de por hecho nada, mejor pregúntele a su hija o hijo si lo que quiere al compartirle algo es un consejo, su punto de vista, una opinión, o simplemente quiere sentirse escuchado y comprendido.

Si no olvida hacer esto, seguramente será más sencillo que le ofrezca el apoyo que él realmente necesita y se evitarán los malos entendidos que pueden generar más problemas en la relación, como cuando usted le da un consejo que él o ella no quieren escuchar, por lo menos en ese momento.

Los jóvenes también aprenden a través de sus modelos

Los jóvenes, al igual que los niños e incluso que los adultos, también aprenden por imitación. Frecuentemente seguirán el  ejemplo de sus padres en relación al modo de gestionar sus sentimientos como  la ira, el miedo o la tristeza o bien, en la manera de resolver problemas y enfrentar situaciones difíciles.

Recuerde que dialogar con sus hijos no significa criticarlos, darles sermones, amenazarlos o lastimarlos con sus comentarios sarcásticos o descalificativos.

Comprende que, aunque temas que se equivoquen, ellos aprenden de sus decisiones

Los adolescentes aprenden de sus propias decisiones

Los jóvenes también aprenden al experimentar el hecho de tomar sus propias decisiones. Siempre y cuando las consecuencias no sean peligrosas, deje que ellos decidan en relación a sus asuntos: escuela, amigos, formas de vestir, de comer, etc. Por mucho que le afecte darse cuenta que él o ella se parecen cada vez menos a usted, no olvide que, aunque sea su hijo o hija es una persona diferente y tiene derecho a ser quien es lo que significa, pensar, sentir y actuar de manera distinta a la suya, siendo dueño de su propia identidad.

3 comentarios

  1. Hola tengo una hija de 14 años ,vivio con migo desde los 3 años hasta los 8 años que su madre se la llevo a vivir en Stª Cruz de Tenerife esiste un Regimen de Visitas, pero la madre no las cumple.Vivo en Colombia y en varias ocasiones me he desplazado a España en las fechas acordadas judicialmente.pero me he encontrado con la negativa de su madre y no he podido ver a mi hija. He denunciado todas la veces que no he podido ver ami hija, y esto remonta al 2010. Cual seria la mejor manera para solucionar esto sin que afecte a mi hija..GRACIAS

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