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Convertir las dificultades en el camino

La diferencia básica entre un hombre ordinario y un guerrero es que el guerrero toma todas las cosas como desafíos, mientras que una persona corriente toma todas las cosas como una bendición o una desgracia”.
Carlos Castaneda.

Toda la vida nos la pasamos experimentando cosas nuevas, cometiendo errores y aprendiendo de ellos. La vida, a través de las dificultades y los errores nos ayuda a crecer, nos permite aprender nuevas habilidades, fortalecernos, superarnos y alcanzar mayor libertad.
La respuesta habitual del ser humano ante los errores es la de reprocharse y condenarse por haberse equivocado: “¿por qué hice esto? ¿por qué tomé una decisión equivocada? No tengo perdón” .
Cuando nos hacemos conscientes de que la vida está basada en errores, podemos sentirnos más en paz, perdonarnos y perdonar a otros por los agravios. Reconocer que el dolor es parte inherente de la vida y que no podemos escapar de él, nos ayuda, paradójicamente, a sentirnos más cómodos con las dificultades, sin tener que seguir ocultándolas o negándolas con el afán de protegernos.

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Autocompasión Vs. Responsabilización

Cuando logras salir del drama y dejas de quejarte, es cuando en realidad, comienzas a vivir. Y, muchas veces, es la propia vida a partir de experiencias traumáticas, quien te ayuda a encontrar el sentido de tu vida y te empuja de tu rincón donde estás lamiéndote las heridas, obligándote a regresar a la vida real y tomar las riendas de tu propio destino. Mientras más pronto aprendamos a escuchar la voz de la vida, más pronto empezaremos a tener una verdadera existencia, una existencia, que valga la pena vivir.

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Los riesgos de ser perfeccionista

En nuestra sociedad, el ser perfeccionista es visto como una cualidad, algo que todos deberíamos pretender ser si de verdad queremos alcanzar el éxito. Sin embargo, la realidad es muy distinta, como seres humanos, no somos perfectos ni podemos alcanzar la perfección en todo lo que hacemos. Siempre cometeremos errores y, si no somos capaces de aceptarlos maduramente, aprender de ellos, utilizarlos como oportunidad, y, en vez de ello, nos juzgamos, nos criticamos, nos regañamos y nos presionamos constantemente para evitar volver a equivocarnos, estamos lastimando nuestro ser de manera integral, es decir, a nivel físico, emocional, social, espiritual.
No se trata de ser demasiado auto complaciente, poco comprometido, responsable o indisciplinado. Lo que debemos hacer es ser realistas, tolerantes, comprensivos, amables con nosotros mismos. Qué bueno que intentemos hacer las cosas bien, incluso, lo mejor que podamos, pero, si en alguna ocasión no tenemos toda la energía o los recursos para lograrlos o si llegamos, en ocasiones, a equivocarnos y a tener errores, de nada sirve maltratarnos. Lo mejor es aprender de ello para hacerlo mejor en subsiguientes ocasiones.
No olvidemos que somos seres en proceso, que nos estamos construyendo y creando día con día. Nuestro aprendizaje se da en la experiencia cotidiana, a base de prueba y error, no sólo a partir de los aciertos sino también de los fracasos. Ya lo han dicho de muchas maneras los hombres de mayor éxito en la historia en base a su propia experiencia personal.

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