Darse el permiso de sentir los sentimientos

Las emociones no son sólo algo abstracto, son energía que se materializa en nuestro interior y ocupa un espacio real. Si me congestiono con mis propios sentimientos, mi organismo no tiene lugar para nada más a menos que digiera lo  que estoy sintiendo y lo exprese hacia el exterior de diferentes maneras como llorando, gritando, riendo, empujando o golpeando.

No es suficiente reconocer las emociones y los sentimientos sólo a un nivel racional, necesitamos darnos el permiso de sentirlos y manifestarlos y de compartirlos con otros, en especial en relación con aquel o aquellos que estamos sintiendo eso que sentimos. Reconocer nuestra vulnerabilidad, nos vuelve hermosos, nos convierte en personas reales y no en objetos programados.

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El buen maestro – terapeuta

El buen maestro-terapeuta nunca deja de enseñar, nunca deja de aprender y capacitarse. El buen maestro nunca da por sentado que todo lo sabe o que todo lo entiende; nunca deja de maravillarse. Nunca pierde su inocencia y su capacidad de ser curioso, de dudar de todo, de cuestionar y de indagar acerca de si mismo, de los otros, de la vida. El buen maestro está consciente que todo está en movimiento constante y que todo se transforma permanentemente. El buen maestro no se limita a transmitirle conocimientos a sus alumnos, los enseña a razonar, a ser críticos, responsables, comprometidos y conscientes de la realidad.

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Las causas de una mala comunicación en la pareja

Existen muchas razones por las cuales se puede llegar a establecer una comunicación ineficiente, entre las personas en general, y la pareja en particular. Tal vez, la principal de estas razones, es que nunca se aprendió a establecer una comunicación efectiva.
Pero el mayor problema reside en que ninguno de los dos termina por decidirse a dar el paso para comunicarle al otro lo que está ocurriendo, ni de buscar la forma que les permita comunicarse de una manera más clara y directa. La consecuencia de esto es que seguirán comunicándose indefinidamente de forma inadecuada, lo que cada vez los irá alejando más y más, sin siquiera ser conscientes de ello.

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¿Eres más sensible que el resto de la gente?

Todos podemos reconoce a aquellas personas que son en extremo sensibles, que pueden sentirse lastimadas ante la más leve mirada, ante una palabra, un tono de voz que escuchan un poco más fuerte que de costumbre o ante un “no”, por poner tan solo algunos ejemplos. En México, incluso existe una forma de llamarlas: “jarrito de Tlaquepaque”[*].

Una persona que es extremadamente sensible se pone muy ansioso o se siente lastimado ante las reacciones, las palabras o los comportamientos de los demás. Está “calibrada” en un grado superlativo ante lo que los demás dicen o hacen y, con demasiada frecuencia, se toma las cosas de manera personal sin detenerse a comprobar que es así efectivamente, o si las acciones del otro tienen que ver con algo diferente y que no significan que esté rechazando a la persona sensible.

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La metamorfosis personal

El mensaje que me dio la cucaracha en relación al futuro fue: “Si cumples el reto que tienes en el presente (el de la pantera), la cucaracha te augura que sobrevivirás con éxito a los cambios, ya que habrás actuado con el enorme poder de la verdadera humildad. La cucaracha es la representación de la sencillez y la humildad que se requiere para adaptarse a los cambios y a las adversidades, conformándose con poco y disfrutando de lo que otros pasan por alto, eliminando la «importancia personal» o ego.

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EL ARTISTA: aprender de las caídas

El Artista es un film que se puede plantear desde diferentes ángulos dentro de un análisis psicoterapéutico como pueden ser el no saber enfrentar los cambios, el fracaso después de haber conocido la fama y el miedo de reconocerse internamente más allá de las máscaras y los roles.

También se puede explorar el relacionado con el destino o la rueda de la fortuna, en aquellas ocasiones en las que la vida nos pone en la cima y, de un momento a otro, nos deja caer estrepitosamente.

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La terapia gestalt no es cosa de niños

Efectivamente, la terapia gestalt no es cosa sólo niños, es también asunto de adolescentes, mujeres y, por supuesto, para hombres. Hombres lo suficientemente fuertes para enfrentarse a sus sentimientos, sus necesidades, sus deseos, en pocas palabras, a su vulnerabilidad.

Todo ser humano es vulnerable, aunque se niegue a reconocerlo o enfrentarlo, pero alguien inteligente y con valor y coraje, no es aquel que se engaña diciendo «yo solo puedo» «no necesito de nadie más para enfrentar mis problemas ni para salir adelante en mi vida», sino aquel que no rehuye sus miedos, que los enfrenta cara a cara, que se atreve a pedir apoyo para conocerse y reconocerse de una manera más real.

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