Sólo por hoy, juguemos.

Jugamos a que hoy es el último día del año…
O, más simple aún, que hoy es el último día de nuestra vida, el único día, y que y que todos somos capaces de amábamos, de comprendernos y respetarnos como iguales.
Juguemos a soñar que podemos – ¡por fin! – dejar de juzgarnos, criticarnos y descalificarnos unos a otros para vivir libremente en la diferencia, enriqueciéndonos y apoyándonos mutuamente.
Juguemos a que, sólo por hoy, el último día, el único día, somos capaces de poner el corazón por delante, desbordado de amor y compasión por todos los seres del universo.

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Aprender a dar y a recibir agradecimientos y reconocimientos

A veces por modestia o por falso pudor o por supuesta educación, nos sentimos incómodos cuando recibimos un cumplido. Como si fuera “algo malo” el que otros nos agradecieran por algo que hemos dado o que hemos hecho por los demás. Por lo tanto, nos sentimos incómodos y tratamos de evadirlo de diferentes maneras: minimizando, rechazando, evadiendo, desviando, desvirtuando.

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Quién te hace sufrir

«¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?.

¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe? ¿Tus hijos?

Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables.

Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz.

Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

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Autocompasión Vs. Responsabilización

Cuando logras salir del drama y dejas de quejarte, es cuando en realidad, comienzas a vivir. Y, muchas veces, es la propia vida a partir de experiencias traumáticas, quien te ayuda a encontrar el sentido de tu vida y te empuja de tu rincón donde estás lamiéndote las heridas, obligándote a regresar a la vida real y tomar las riendas de tu propio destino. Mientras más pronto aprendamos a escuchar la voz de la vida, más pronto empezaremos a tener una verdadera existencia, una existencia, que valga la pena vivir.

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