
Axa y yo nos casamos el año pasado y, casi al cumplir nuestro primer aniversario en mayo, hemos ido a recoger nuestra acta que nos ampara como matrimonio.
Para la mayoría es algo muy normal tener el acta matrimonial, pero para nosotros como homosexuales es un gran logro, algo muy significativo después de tantos años en el hemos sido relegados, despreciados, perseguidos, simplemente por ser diferentes y ser minoría.
El que el gobierno del D.F. nos reconozca a las personas del mismo sexo, los mismos derechos y obligaciones que a cualquier persona, habla de la madurez de nuestra amada ciudad.
Lo que resulta lamentable es que sólo sea en la capital y en algunas ciudades y no en todo el país.
Ojalá que esto sea sólo el principio y que algún día, no lejano, se permita a todo ciudadano mexicano, de cualquier parte de la República, el mismo derecho de formalizar su matrimonio con el ser que ama, sin importar sin importar que ambos sean del mismo sexo.



Todos merecemos ser tratados con respeto e igualdad y tener los mismos derechos y responsabilidades, sin importar que seamos diferentes.
Otra experiencia increíble
Quiero, además, compartirles otra experiencia muy significativa para mí y mi pareja el día de hoy, el mismo en que pudimos tener nuestra acta de matrimonio oficial.

Muy temprano, esta mañana, mi sobrina me preguntó la fecha de nacimiento de mi pareja y la fecha en la que nos habíamos casado. A mí me extrañó que me lo preguntara, pues no entendía para qué quería esa información, por tanto, se lo pregunté en vez de ponerme a suponer cosas.
Ella me dijo que su mamá estaba tomando un curso en la Universidad en donde está elaborando un árbol genealógico de toda la familia y necesitaba los datos para incluirlos.
Yo me quedé muy sorprendido. Su madre, es decir, mi hermana, es una mujer que este año cumple su 70 aniversario. Lleva muchos años haciendo una exhaustiva investigación sobre la familia por la rama paterna y materna. Ella es profesora y una investigadora innata, meticulosa, precisa… pero lo que nunca me imaginé es que me incluiría a mí, a su hermano y ahijado, dentro del árbol familiar, como un hombre casado ¡con otro hombre!
De niño o de adolescente mi condición homosexual era algo que me atormentaba y me generaba mucha

vergüenza, tenía mucho miedo de que si mi familia se enterara me dejaría de querer, y también un miedo inmenso a irme al infierno por todas las cosas terribles que escuchaba en casa respecto a otros que eran como yo, a los que les atraían personas de su mismo sexo.
Jamás me hubiera imaginado que algún día estaría casado, viviendo con un hombre maravilloso, en la casa hermosa en Cuernavaca, siendo ambos profesionales exitosos, viajando por el mundo, con una red de amigos inmensa y con mucho reconocimiento por parte de mucha gente increíble.
Pero sobre todo, hubiera sido incapaz de imaginar que mi familia nos aceptaría y nos amaría de esta manera a pesar de (o tal vez, gracias a) nuestra condición de ser diferentes, de ser homosexuales y haber tenido el valor de enfrentarlo, de expresarlo abiertamente y, principalmente, de vivirlo ya sin miedo, sin vergüenza, sino con orgullo y de una forma absolutamente natural que es lo que proyectamos a los demás.
Cuando un miembro del sistema familiar cambia, se mueve, se transforma, todo el sistema cambia, se mueve y se transforma de la misma manera, es inevitable
Es verdad que no tengo la suerte de ser aceptado por todos, existen excepciones, incluso en mi familia, pero la gran mayoría de ellos me quieren, me respetan, me apoyan, podría decir incluso que me admiran, pero, lo más maravilloso, es que adoran a mi pareja como si fuera un hermano más. Lo mismo sucede con la familia de mi compañero. Tanto su madre como sus hermanos y su sobrina me aceptan y me quieren como un miembro más de la familia.
¿Se puede pedir, después de esto, mayor felicidad? Sobre todo cuando recuerdo cómo me sentí de solo y y del todo el sufrimiento que tuve que atravesar siendo tan sólo un niño que se sabía diferente, o el adolescente que creía que estaba enfermo y que era un pervertido, aunque él no hubiera hecho nada para ser así.
Pero, gracias a la vida, me sucedió lo mismo que a mi pareja y que compartí en otra nota, aquello que

era mi mayor dolor, se convirtió, al tiempo, en mi más grande felicidad. Hoy por hoy, puedo asegurar, que estoy feliz por ser quien soy y ser como soy, y también estoy convencido de que por ningún motivo cambiaría absolutamente nada de mi vida actual ni de mi personalidad, mucho menos mi orientación sexual.
Me siento el hombre más pleno y feliz… y tengo la esperanza de que las cosas seguirán cambiando no sólo para mí, sino para todos aquellos en el mundo que siguen teniendo miedo a ser homosexuales y que, a diferencia de mi marido y yo que tenemos la suerte de que por lo menos un sector de los políticos nos apoyen, sufren por el miedo a ser encarcelados o, peor aún, asesinados por su orientación sexual.

La otra cara de la moneda

En relación a lo anterior, respecto a lo que sufren las minorías homosexuales en el mundo, Amnistía Internacional continúa alertado sobre la persecución que sufren en Honduras, Sudáfrica y Camerún quienes luchan por los derechos humanos de gays y lesbianas, y recuerda que aún hoy en cinco países ser homosexual está castigado con la muerte.
Es el caso de Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Sudán y Yemen, todos ellos países islámicos, además de algunas regiones de Nigeria y Somalia, donde las relaciones homosexuales están castigadas con la pena de muerte.
Además, denuncia AI, en otros 76 países del mundo las relaciones homosexuales están consideradas como ilegales, por lo que lesbianas, gays, bisexuales, personas transgénero e intersexuales pueden ser condenadas a la cárcel o con castigos físicos.
«La verdadera igualdad -afirma en un comunicado Esteban Beltrán, director de la sección española de AI- está aún muy lejos de conseguirse. No es razonable -añade- que todavía haya millones de personas que son amenazadas, agredidas e incluso asesinadas por su orientación sexual o identidad de género».
En 2010 murieron 11 personas

Amnistía Internacional siente «gran preocupación» por lo que ocurre en Honduras, donde la comunidad LGBTI es víctima «de ataques que rara vez se investigan a fondo, y no hay suficiente protección para quienes se atreven a denunciar estos delitos». Tan sólo en lo que va de año, tres personas del colectivo han sido asesinadas. En 2010, fueron 11.
Aunque Sudáfrica es el único país africano donde el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal, allí el colectivo LGTBI, denuncia AI, «aún continúa sufriendo elevados niveles de violencia», como las«violaciones correctivas» o el asesinato de lesbianas.
En Camerún, hasta su Comisión Nacional de Derechos Humanos se niega a reconocer y defender, se sorprende AI, los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, intersexuales y personas transgénero.
Amenazas de violencia
Un año más, Amnistía Internacional se sumó a la manifestación multitudinaria, festiva y reivindicativa, que se celebró en Madrid el Orgullo LGTBI, que no se ha podido convocar en otros lugares del mundo, alerta la organización, como Rusia y Moldavia, por prohibirlo las autoridades o por amenazas de violencia contra los participantes.
La marcha de Madrid, recuerda Amnistía Internacional, expresó la preocupación del colectivo por el recurso de inconstitucionalidad que el PP presentó contra la Ley de Matrimonio Homosexual en vigor. En otros países, como Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria, Hungría y Serbia, se han podido celebrar manifestaciones, si bien «bajo poca protección policial, intimidaciones y violencia física».
«Quienes no se callan y exigen que se respeten sus derechos corren aún más riesgo de ser amenazados y de sufrir atentados contra su dignidad e integridad física».
Esteban Beltrán
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/28/internacional/1309268209.html


Otra vuelta de tuerca
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó en junio del 2011, tras una reñida votación y un acalorado debate, una «resolución histórica» destinada a promover la igualdad de los individuos sin distinción de su orientación sexual, pese a la oposición de países árabes y africanos.
La resolución, saludada con aplausos, obtuvo 23 votos a favor, 19 en contra y tres abstenciones, tras un intenso debate durante el cual el grupo de países africanos, presidido por Nigeria, acusó a Sudáfrica de alinearse con los países occidentales.
Al presentar el texto, el representante de Sudáfrica, Jerry Matthews Matjila, declaró que «nadie debe ser

sometido a discriminación o violencia a causa de su orientación sexual».
Esta resolución, añadió, «no busca imponer ciertos valores a los países, sino iniciar el diálogo» sobre este tema.
Sin embargo los países de la Organización de la Conferencia Islámica (OIC), con Pakistán a la cabeza, se declararon «seriamente preocupados por esta tentativa de introducir en la ONU nociones que no tienen base legal alguna en la legislación internacional de los derechos humanos».
«Nos perturba aún más esta tentativa de focalizarse sobre algunos individuos en base a sus actitudes o sus intereses sexuales», añadió el representante de Pakistán.

El delegado de Nigeria, Ositadinma Anaedu, atacó a Sudáfrica, acusándola de haber «roto con la tradición del grupo africano» de encontrar un consenso antes de votar sobre una resolución.
Excelente como todo lo que escribes, saludos Fernando
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Gracias, Fede. Un abrazo.
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