Calificar las experiencias de la vida como buenas o malas, o como producto de la buena suerte o de la mala suerte, es una manera simplista y limitativa de ver las cosas. En realidad, no existen experiencias buenas o malas, absolutamente todas nuestras vivencias, por placenteras o dolorosas que sean, nos ofrecen posibilidades para crecer, para tomar consciencia de todo lo que tenemos, de nuestros recursos y de nuestras riquezas. La clave está, en el fondo, en saber encontrar el sentido de dichas experiencias, de tal manera que nos abran las puertas y nos ayuden a trascender tal y como lo promueve la resiliencia. Un ser resiliente, es aquel que no sólo trasciende el dolor, sino que crece a través de él y se fortalece convirtiéndose en una persona más sabia, plena y feliz.
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Resiliencia explicada a los niños
La RESILIENCIA es cuando un ser vivo, planta, animal o ser humano, resiste una presión tan fuerte ¡y se recupera! Recibe golpes, ofensas o maltratos y ¡SE RECUPERA! La Resiliencia no es derrotarse por lo feo, difícil o molesto que nos pase en la vida y, aunque te caigas y ensucies, te puedes recuperar. Sólo tienes que luchar para sacar de tu vida lo sucio y lo malo.Una persona resiliente soporta cualquier presión y se vuelve a poner de pie.
Lo débil vence siempre a lo fuerte
La autonomía, la autosuficiencia, la independencia, son los valores que defiende la cultura oponiéndose a la vulnerabilidad, la debilidad, la dependencia. Pero la realidad es que lo que verdaderamente abre las puertas al contacto, a la conexión, a la confianza y la intimidad, es nuestra valentía para mostrarnos vulnerables, reconociendo que somos capaces de ser débiles, de necesitar del apego y del apoyo y de la protección de los demás.
La sana expresión de los sentimientos
Las emociones no son algo abstracto, son energía que se materializa en nuestro interior y ocupa un espacio real. Si nos congestionamos con nuestros sentimientos, en nuestro organismo no queda lugar para nada más a menos que digiera lo que estamos sintiendo, o lo expresemos abiertamente corriendo el riesgo de sentir dolor al hacerlo. Sin embargo, cuando nos atrevemos a decir lo que sentimos, a expresar nuestros sentimientos de miedo, enojo, tristeza, coraje, impotencia, nos sentimos instantantaneamente liberados. Hablar de lo que estamos sintiendo en realidad, sin reprimir las emociones es el primer paso para poder elaborar la experiencia que estamos enfrentando y trascenderla.
Ecos al poema de Benedetti «Como hacerte saber»
Ecos y reflexiones inspirados en el poema de Mario Benedetti «cómo hacerte saber».
De pronto, mi cuerpo: Eve Ensler
De pronto, mi cáncer, era un cáncer que estaba en todos lados, el cáncer de la crueldad, el cáncer de la codicia, el cáncer que se mete dentro de la gente que vive por las calles de las plantas químicas, y que usualmente son pobres; el cáncer dentro de los pulmones de los mineros de carbón; el cáncer del estrés por conseguir Lo que no es suficiente; el cáncer del trauma enterrado; el cáncer de los pollos enjaulados y peces contaminados; el cáncer de los úteros de mujeres violadas; el cáncer que está en todas partes por nuestro descuido..:» Eve Ensler
No puedo vivir sin él (sin ella)
Cuando una persona da cuenta de que realmente no es sano estar con una persona que no la ama, la valora o la respeta y consigue el el coraje para alejarse, tarde o temprano tendrá que enfrentar las recaídas y sentirá el impulso, casi incontrolable, de buscar a la otra persona, llamarla, para verla o escucharla, aún sabido las consecuencias que esto tendrá y el malestar que enfrentará posteriormente.
Aceptación personal y salud emocional
Sería evidente pensar que, para amarnos, debemos aceptarnos incondicionalmente, sin embargo, eso pocas veces sucede, ya que, la mayoría de las veces, somos, nosotros mismos, nuestros más severos jueces y críticos. No aceptarnos, es la principal fuente de sufrimiento. La aceptación personal no es sólo un concepto, es una práctica que se desarrolla con disciplina y a través del tiempo.
