Mi reconocimiento a todas las mujeres del mundo

A LAS MUJERES DE MI VIDA, LAS QUE ME DIERON ALMA Y ME DOTARON DE ALAS

La fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres sólo pueden ser amadas. Oscar Wilde (1854-1900)

Hoy, día internacional de la mujer, ¿qué tengo que decir yo acerca de las mujeres? Mejor dicho, ¿qué no tendría yo que decir teniendo siete maravillosas hermanas?. Ellas han sido mis eternas compañeras, confidentes, amigas y maestras. Lo más esencial de la vida, lo aprendí de las mujeres de casa, mi mayor apoyo de la infancia, lo recibí de ellas, basta ver esta foto donde estoy dando mis primeros pasos, ¡todas las que están detrás de mí son mujeres dándome su apoyo incondicional: mi abuela, mi madre, mi tía y mis hermanas!.

A mí me ocurrió tal como lo dice Severo Ochoa, ellas, definitivamente, moldearon mi trayectoria:

Una mujer puede cambiar la trayectoria vital de un hombre. Severo Ochoa (1905-1993

Además de mis hermanas, estuvo mi madre, una mujer que se casó antes de cumplir 18 años con un hombre de 36.

María del Carmen Rivera, se llamaba. Ella tuvo 12 hijos y 26 nietos más los bisnietos. Carmen Gómez fue una mujer bella y llena de fuerza, tuvo que enfrentarse al reto de sacar adelante a su numerosa familia con los recursos de, prácticamente, una adolescente. Ella, con sus defectos y virtudes, fue quien me enseñó a ser fuerte y que me dio los recursos más importantes para salir adelante en la vida.

Las otras dos mujeres fundamentales en mi historia son la tía Virginia y la tía Tere,  hermanas de mi padre.

Gracias a ellas, tuve una infancia maravillosa, fui un niño feliz, dentro de mis angustias y pesares, gracias a que ellas me enseñaron a ser un soñador y a refugiarme en la creatividad, con ellas, pasé mis mejores horas cantando, jugando, construyendo casas miniatura, escuchando cuentos y saboreando deliciosa comida, ellas me abrazaban no solo con el cuerpo, sino con todo el corazón.

Con nadie me sentí nunca más seguro que con las tías, con la confianza que ellas me dieron, aprendí a confiar en mí y a sentirme capaz de alcanzar todo lo que deseaba en la vida, por difícil que fuera.

Después, cuando crecí y me hice primero adolescente y luego adulto, la vida me regaló a las más maravillosas amigas que nadie pudo haber tenido jamás,  eternas compañeras de vida , cómplices y las mejores confidentes.

Con mis amigas encontré el espacio seguro para poder ser yo mismo y reconocerles, casi al mismo tiempo que a mí mismo, mi orientación sexual, así como todos mis miedos que ellas, con su amor y aceptación incondicional, me ayudaron a superar.

Soy del mismo pensamiento de Gabriel García Marquez que afirma:

En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.

Fui capaz de encontrar la manera correcta de escucharla, darle toda la confianza que necesitaba, el apoyo y el consuelo a su dolor.

Y, lo más importante, lo que me ha dado mayor felicidad, es poder reconocer mi capacidad para ayudarla a encontrar su propia fuerza, a ser consciente de ella, a aceptar que, esa fuerza, ha  estado ahí siempre y sólo tienen que recuperarla.

El papel de las mujeres en el progreso de la civilización es mucho mayor que el del hombre, por lo que debería desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres. Alexis Carrel (1873-1944)

Me emociona cuando una mujer que llega a consulta llena de dudas y temores, no siendo   capaz de enfrentar su existencia sin la presencia de otro a su lado, después de un tiempo en el que la acompaño a ser consciente de sí misma y a utilizar sus recursos y sus capacidades, logra  recuperar su fuerza, su seguridad, su confianza, su dignidad como persona y, a la vez, sentirse capaz de alcanzar cualquier cosa que se proponga.

Fui testigo toda mi vida del dolor y el sacrificio de las mujeres de casa. Fui testigo también de de su valentía y de la  renuncia de muchos de  sus sueños por amor a otros, por ayudar a los que amaban a lograr sus metas, aún por encima de las de ellas.

Ella camina silenciosamente, pero, bajo ese aspecto tranquilo, es todo furia, pura energia eléctrica. La mujer común es tan común como una tormenta. Judy Grahn

Y, como testigo e ello, no considero justo que la mujer tenga qué pagar el precio de su felicidad ni renunciar a su derecho de ser amada por lo que ella es. Eso por eso que hice de  su causa mi propia causa y me siento muy afortunado de poder devolverle un poco a las mujeres por todo lo que yo recibí y sigo recibiendo de ellas.

Cuando somos jóvenes lamentamos no tener una mujer, cuando nos hacemos viejos lamentamos no tener a la mujer. Cesare Pavese (1908-1950)

La mujer tiene los mismos derechos y vale tanto como  cualquier hombre, por lo tanto, es fundamental apoyarla  a enfrentar sus miedos y a alcanzar sus metas, superando todos los obstáculos que encuentre en el camino.

Reconozco sin ningún tipo de vergüenza, que fui un niño y un adolescente vulnerable y lleno de miedos. Creo que aún, en mi vida adulta, sigo siendo alguien con muchas   dudas y ansiedades. Sin embargo, también me doy cuenta de que, cuando una mujer me da la oportunidad de  acompañarla a enfrentar sus propios temores y a reconocer tanto su vulnerabilidad como su fuerza, logro sentir como sale toda mi propia fortaleza interna para poder apoyarla.

Cuando una persona confía en mí, logro desarrollar mi propia confianza para hacerle sentir que estoy ahí, de manera  incondicional; que si ella siente miedo de hacer el recorrido hacia su interior y reconocerse a sí misma, yo no lo tendré, y podré acompañarla en el viaje.  Que si duda de sí misma y en su poder, yo no dudaré un sólo instante en sus capacidades y sus recursos, porque, así como las mujeres nunca me soltaron mientras las necesité, yo no las soltaré hasta que hayan reconocido, por sí mismas, su propia fuerza, su valor y su dignidad como seres humanos merecedores de respeto incondicional.

Una mujer que es amada siempre tiene éxito. Vicki Baum (1888-1960)

El testimonio de las mujeres es ver lo de fuera desde dentro. Si hay una característica que pueda diferenciar el discurso de la mujer, es ese encuadre. Carmen Martín Gaite

Porque tú, MUJER, fuiste mi fuerza, en los momentos de debilidad; mi confianza, en los momentos de duda; mi alegría, en los momentos de tristeza; mi seguridad, en los momentos de miedo, hoy quiero ser TU FUERZA, TU CONFIANZA, TU ALEGRÍA Y TU SEGURIDAD MULTIPLICADAS.

Con todo mi amor y mi reconocimiento:

Luis Fernando Martínez.