Darse el permiso de sentir los sentimientos

Las emociones no son sólo algo abstracto, son energía que se materializa en nuestro interior y ocupa un espacio real. Si me congestiono con mis propios sentimientos, mi organismo no tiene lugar para nada más a menos que digiera lo  que estoy sintiendo y lo exprese hacia el exterior de diferentes maneras como llorando, gritando, riendo, empujando o golpeando.

No es suficiente reconocer las emociones y los sentimientos sólo a un nivel racional, necesitamos darnos el permiso de sentirlos y manifestarlos y de compartirlos con otros, en especial en relación con aquel o aquellos que estamos sintiendo eso que sentimos. Reconocer nuestra vulnerabilidad, nos vuelve hermosos, nos convierte en personas reales y no en objetos programados.

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Hablemos de cosas íntimas, hablemos de sexo

Más allá de que la finalidad natural de tener sexo sea engendrar a un nuevo ser, lo normal es que todos: hombres, mujeres, heterosexuales, homosexuales, lesbianas, bisexuales, desean tener relaciones sexuales para sentir el gozo y una intensa experiencia sensorial cubierta de todo tipo de placeres físicos y emocionales.

La idea de vivir esta experiencia de placer podría ser motivo suficiente para ir en búsqueda de las relaciones sexuales, pero no debemos dejar de lado el que esta experiencia tiene dos caras y que, por esa razón, se debe actuar SIEMPRE con ABSOLUTA RESPONSABILIDAD.

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Axa en Portugal

De cómo la tragedia de un hombre se convirtió en su mayor felicidad

Conozco a un ser muy especial que afirma que el mayor motivo de sufrimiento en el pasado, durante su infancia y su adolescencia, fue el saberse homosexual, el ser y el sentirse diferente, era algo que le avergonzaba, que le atormentaba cada día.
Ese saberse diferente del resto de sus compañeros y de todos los hombres que conocía le provocaba mucha inseguridad y lo hacía sentirse inadecuado. Este hombre especial no entendía porqué no podía ser como su padre, su hermano, sus compañeros de la escuela o cualquier otro que conociera, simplemente sabía, desde muy temprana edad, que a él le gustaban las personas de su mismo sexo, pero también sabía, que eso no podía compartirlo con nadie…

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