Cuando nos convertimos en los padres de nuestro padre

El cuidado de los padres durante la vejez.
«…Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros? Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día.» Carlos Fuentes.

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Carta al padre de su hija adolescente

Estimado Papá:

La imagen de tu presencia esta siempre detrás de mis ojos; en todos los acontecimientos importantes, en todas las decisiones que he tenido que tomar, en todas mis alegrías y en todos mis anhelos, siempre estás conmigo. Eres el eje que guía mis pasos. Eres la frontera de mis actos, el reglamento que se pregona en casa y que viene a mi memoria en el momento en que más te necesito. Siempre estás conmigo, eres la solución a todo lo que a mí me parece imposible. El modelo que a veces critico por fuera, pero que admiro por dentro; eres el control, que a veces hecho en cara, cuando me siento autosuficiente, pero luego las circunstancias me demuestran que realmente te necesito.

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