El tercer demonio del desarrollo: Los asuntos inconclusos.
«Los asuntos inconclusos son básicamente producto de situaciones pasadas o conflictos intra-psíquicos no resueltos. Algunas manifestaciones de situaciones inconclusas son el resentimiento o la rabia no expresada a los padres, hermanos, pareja, y a otras personas significativas. Además, los asuntos inconclusos son consecuencia del amor no expresado, la culpabilidad no-resuelta, las acciones del pasado no-aceptadas, etc. La no resolución puede implicar otras personas o algunos aspectos de uno mismo. Cuando las personas no actúan adecuadamente para hacer un cierre, cuando no pueden olvidar las acciones que han ocurrido en el pasado, o cuando no aceptan las situaciones como son, entonces son incapaces de funcionar de forma sana y enérgica.» Celedonio Castaneda.
Etiqueta: Introyectos
Primer demonio del desarrollo personal: Los introyectos
Los introyectos son aquellas ideas, creencias o valores que las personas se tragan sin masticar, ideas o creencias que se aprendieron a temprana edad y que provienen de una persona emocionalmente significativa para el infante: alguno de los padres, abuelos, tíos, profesores o cualquier otra persona a la que el niño consideraba una autoridad moral.
No todos los introyectos son nocivos para la persona, sin embargo, en terapia solemos desvelar los conceptos que le duelen al paciente y que ha interiorizado. Éstos son los que no están beneficiando el buen desarrollo.
Parte de la terapia Gestalt se dedica a localizar estos introyectos, de manera que el paciente pueda ver el mapa que lo ha guiado en su vida. Una vez tiene los patrones a la vista, puede observar cómo le han afectado y decidir si desea seguir aceptándolos o, por el contrario, quiere crear una nueva forma de vida.
Nuestras lágrimas son consuelo para la vida
Entre los cientos y cientos de creencias o introyectos que nos inculcan de generación en generación desde la más temprana infancia, uno muy típico en nuestra cultura — y tal vez de los más dolorosos y perjudiciales–,, es el de que «llorar es malo»..
Para nuestra cultura, el llanto es sinónimo de debilidad, fragilidad, vulnerabilidad. cobardía, falta de hombría, etc., Y todos estos aspectos de la personalidad se consideran negativos o inadecuados.
Los introyectos o creencias que pueden arruinar tu vida
Un niño acepta las ideas y las creencias de esta forma porque vienen de las personas que ama y en quien confía incondicionalmente como si se tratara de verdades sagradas. Pero esto muchas veces no es así, al contrario, esas ideas puede que no le sean siempre útiles o que contribuyan a hacerlo feliz aunque la intención de los adultos que se las inculcaron haya sido buena.
Peor aún, con demasiada frecuencia esas creencias son la causa y razón de su infelicidad y ni siquiera se le ocurre confrontarlas aunque la persona tenga ya 50 años o más, sigue aceptándolas como cuando era niño eludiendo su responsabilidad de adulto y transmitiéndolas a sus propios hijos y estos a los suyos, hasta el infinito.
Miedo a equivocarse por temor al rechazo
odos cargamos con los introyectos que nuestros padres, profesores y demás instituciones de la sociedad que nos heredaron desde muy temprana edad. Pero nos corresponde a nosotros, como adultos, detenernos a identificarlos, analizarlos, reflexionar sobre ellos y decidir si queremos seguir obedeciendo esas ordenes, actualizarlas, modificarlas o, definitivamente desecharlas de nuestro comportamiento de acuerdo a lo que es mejor para nosotros en nuestra vida actual. Eso es lo que en Gestalt se considera parte de la responsabilización de una persona adulta, madura y sana.