La forma de comunicación no verbal por excelencia, es el contacto físico: la comunicación a través del tacto.
Durante las primeras etapas del desarrollo humano, el contacto es fundamental para poder generar relaciones interpersonales. A través de éste, es como el niño o la niña pueden recibir y transmitir mensajes afectivos y emocionales.
Con el tiempo y con la edad, el contacto físico se sustituye con otras formas de comunicación, principalmente con la comunicación oral, es decir, la comunicación a través de la palabra.
Una razón por la que disminuye el contacto físico como forma de comunicación en muchas culturas, es por la connotación sexual que le dan los miembros de determinadas sociedades.
También es importante comentar que los adultos mayores reciben poco contacto físico en muchas culturas y eso, la mayoría de las veces, genera una sensación de aislamiento.
El contacto físico es la puerta de entrada a la intimidad entre las personas.
Comunicación de sentimientos a través del contacto físico
El contacto físico comunica muchos sentimientos como por ejemplo:
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Entusiasmo
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Alegría
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Tristeza
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Ternura
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Apoyo afectivo
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Enojo y molestia
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Deseo sexual
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Sometimiento
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Rechazo
El contacto físico es el lazo último entre las personas aún cuando falten las palabras.
Contacto corporal
El contacto físico recíproco a través del cuerpo, es señal de proximidad y solidaridad. Ya sea a través de un simple apretón de manos,
un abrazo…
o a través de las relaciones sexuales en una pareja.
En una relación unilateral es símbolo de estatus y poder. Mientras más estatus tiene una persona, es más factible que inicie el contacto físico con una persona de menor estatus. Un ejemplo de esto podría ser un jefe que le da palmadas en la espalda a uno de sus empleados, en señal de aprobación por algún objetivo logrado dentro de la empresa.
El contacto corporal se da en medida de la intimidad percibida o de la emoción.
El contacto nos permite una existencia real. Irving Polster, terapeuta Gestalt dice que:
“para saber quienes somos tenemos que saber qué sentimos”.
Modos de contacto
Dentro de la interacción con otras personas, el contacto físico más practicado es el saludo de mano pues no genera mayor riesgo. Sin embargo, de los diferentes modos de contacto que existen, como son: la vista, el olfato, el movimiento, la voz, el gusto y el tacto estos dos últimos son los más reservados y vigilados, por lo tanto, los menos utilizados llegando a ser desterrados dentro de las prácticas sociales a pesar de ser los más primitivos. Esto se debe, tal vez, a que el tacto y el gusto son las formas de contacto más intensas y directas de todas.
El acto de tocar
El tocar a otra persona provoca diversas reacciones algunas calificadas de positivas y otras de negativas de acuerdo a los significados que se les den en las diferentes culturas.
Cada persona determina si la forma en que es tocada es adecuada, placentera o por el contrario inadecuada e incómoda dependiendo de varios factores como: sus ideas y creencias, sus experiencias pasadas, su intuición y su historia personal.por ejemplo, algún tipo de abuso, tendrá más dificultades para tolerar el contacto físico.
También, si dentro de su familia existe el tabú de tocarse o no es una práctica muy frecuente entre sus miembros sin importar la razón, la persona, en la vida adulta, tendrá dificultades para recibir cualquier expresión de afecto o de comunicación a través del contacto físico.
Otros que, por el contrario, hayan crecido en una familia en donde el contacto físico era una forma frecuente y bien vista para comunicar los sentimientos, lo verán de manera más natural y no tendrán tantos problemas para darlo o para recibirlo.
Sin embargo, tendrá que aprender a ser sensible y comprender que no todas las personas lo viven de la misma manera y que es importante respetar los límites de cada quien.
Si detecta que alguna persona no se siente cómoda con su contacto o con su cercanía, es mejor que guarde mayor distancia y evite el contacto físico o lo adecué de acuerdo a lo que el otro está dispuesto.
Situaciones que favorecen o dificultan el contacto físico
Una persona que da un consejo suele ser quien genera el contacto más que quien recibe el contacto; puede sentir el deseo de tomar, por ejemplo, a la otra persona por el hombro.
Quien da una orden, también puede hacer uso del contacto físico, así como alguien que pide un favor o quien intenta convencer a otro de algo.
Otras situaciones en las que podemos observar contactos físicos son: cuando se lleva a cabo una conversación profunda entre dos amigos, entre un padre y un hijo o una pareja; en acontecimientos sociales o íntimos más que en un ambiente de trabajo; cuando se le comunica a alguien una noticia delicada o cuando se quiere excitar sexualmente a alguien.
¿Qué genera el acto de tocar?
Tocar no siempre genera el mismo efecto, a veces puede provocar reacciones positivas y en ocasiones negativas. Esto dependerá del significado que cada persona le dé al acto de ser tocado y estos significados dependen de varios factores como:
La parte del cuerpo tocada.
La duración del contacto.
La intensidad del contacto.
El modo de tocar y ser tocado.
La frecuencia del contacto.
¿De qué depende que la persona califique el contacto físico como apropiado o como algo inapropiado?
Mucho dependerá del contexto: los elementos culturales de cada quién, la cantidad o el tipo de contacto, las edades de los involucrados, tanto de quien ofrece el contacto como de quien lo recibe y de la relación que exista entre los implicados.
Puede tratarse de una pareja, de un padre/madre y un hijo/hija; un familiar adulto con un sobrino o primo niño, etc.
Es necesario ver en cada caso todos los factores mencionados para poder determinar si el contacto es adecuado o no, si es sano, nutricio, positivo o si es un contacto inadecuado que puede dañar a la persona.
De acuerdo a una investigación realizada en diversas ciudades, el número de contactos físicos realizados durante una hora, en diversas parejas en lugares públicos, varió significativamente. He aquí algunos resultados interesantes:
- Puerto Rico 180 contactos por hora.
- París 110 contactos por hora.
- Florida 2 contactos por hora.
- Inglaterra 0 contactos por hora.
El contacto físico en el consultorio, entre paciente y terapeuta, ¿qué tan adecuado o inadecuado resulta?
En la revisión de la literatura realizada por Corey, Corey y Callahan (1984), se menciona que el contacto terapéutico puede abarcar desde el simple contacto de las manos, hasta un gran abrazo.
Bacorn y Dixon (1984) definieron el tacto como el contacto físico entre las manos, los brazos, los hombros, las piernas o la parte superior de la espalda, entre el terapeuta y el paciente.
En relación a la intensidad, duración y frecuencia de este contacto físico, Wheaton y Dixon (1984) dijeron que debe ser lo suficientemente largo para establecer un contacto firme, pero no tan largo como para crear una sensación incómoda.
Los resultados de la investigación en relación al contacto físico realizado por Whitch y Fisher (1979) desvelaron que la respuesta al mismo es diferente en el caso de hombre y de mujeres.
En un análisis realizado en un entorno preoperatorio hospitalario, por parte de enfermeras, se observó que los hombres percibían el contacto físico como una amenaza y las mujeres como un gesto de seguridad.
En un entorno pediátrico hospitalario, con niños desde 3 días hasta 44 meses se observó que el contacto físico tenía un impacto muy significativo en el cambio positivo de comportamiento en niños y lactantes.
Los autores también revelan estudios en los que no se apoya el uso del contacto físico entre terapeutas y pacientes.
Si bien es cierto que las mujeres terapeutas son más favorables al contacto físico que los hombres terapeutas y que aquellos profesionales que tienen una nivel académico de doctor, utilizan más el contacto físico en sus rutinas profesionales.
Asimismo, se detectó mayor utilización del contacto físico por parte de terapeutas que trabajan en centros públicos que en privados, siendo los trabajadores sociales y psicólogos los que más lo utilizan, en detrimento de los psiquiatras, que no son proclives a su uso.
Así, Fisher y sus colaboradores (1976) analizaron tres factores que influyen en el grado en el que el contacto es experimentado de manera positiva, determinándose según si era apropiado a la situación y contexto, si no impone un mayor nivel de intimidad del que el paciente puede manejar y si no comunica un mensaje negativo al paciente.
El contacto físico ha sido usado con eficacia con pacientes que experimentan dolor, trauma, depresión, o que han sido abusados, víctimas de negligencia, entre otros.
Cuando no se recomienda el contacto físico en la terapia
Por otra parte, los autores nos revelan que existen situaciones en las que el contacto físico no es recomendado, como por ejemplo, cuando el terapeuta no quiere tocar al paciente, cuando éste percibe que el paciente no quiere ser tocado; cuando cree que el paciente quiere ser tocado pero no cree que el contacto sea eficaz; cuando el terapeuta se siente manipulado o coaccionado en su contacto físico o es consciente de sus sentimientos tendientes a la manipulación o coacción al paciente a través de éste. Older (1982)
Finalmente, se recomienda que los profesionales deben ser claros acerca de sus propias actitudes en relación al contacto físico y en que medida este contacto puede hacer variar su relación con el paciente.
Corey, Corey y Callahan (1984), concluyen que la duración y naturaleza del contacto físico no debe generar malestar ni en el terapeuta ni en el paciente y que, siempre, el contacto físico debe ser adecuado a las necesidades del paciente en ese momento concreto del tratamiento.
El contacto físico en ningún caso debe ser utilizado para precipitar la reacción del paciente.
Este artículo está basado en la entrevista que concedí en el programa Espacio Interior de Radio Educación en la Ciudad de México. El link del audio del programa, por si lo quieres escuchar es:
http://www.e-radio.edu.mx/Paisaje-interno/Contacto-fisico?step=20
Una de las fuentes consultadas para esta nota fue: http://www.clublenguajenoverbal.com/