El machismo, rostro social del narcisismo, es una lógica patriarcal que exige supremacía y validación masculina. El patriarcado, según Kate Millett, fomenta el narcisismo masculino como eje central de la identidad, exigiendo supremacía y validación masculina, mientras la mujer queda subordinada, nutriendo el ego del varón y perpetuando la desigualdad social e institucional.
