Una nueva realidad ante tus ojos
¿Quién es el que observa? o mejor aún, ¿Desde dónde se da la observación? Lo observado depende del punto de vista desde el que se observa. Según éste, la realidad observada será diferente.
Puedes tomar consciencia de los contenidos mentales, de los presupuestos inconscientes desde los que parte tu observación, y te das cuenta entonces de hasta qué punto te sientes identificado con ellos.
Si a través de una observación ecuánime, permites que esa identificación se disuelva, esos metaprogramas mentales perderán consistencia y podrás liberarte de ellos. De esta forma, al cambiar el lugar desde el que observas una nueva realidad aparecerá ante tus ojos.
Tomar consciencia del mundo que nos rodea
Contemplad el cielo, relajad vuestra mente y permitid que se funda con el cielo. Observad las nubes que flotan en el cielo y daos cuenta de que eso no os exige el menor esfuerzo.
Advertid simplemente que existe una consciencia sin esfuerzo de las nubes. Y lo mismo podemos decir con respecto a los árboles, los pájaros y las piedras.
Podeís observarlos sencillamente sin realizar esfuerzo alguno. Dad un paso atrás hacia la fuente de vuestra consciencia, dad un paso hacia el Testigo y descansad en él.
Ken Wilber.
La sabiduría de los cuentos
El discípulo llego hasta el maestro y le dijo: «Maestro, por favor, te ruego que me impartas una instrucción para aproximarme a la verdad. Tal vez tú dispongas de alguna enseñanza secreta.»
Después de mirarle unos instantes, el Maestro respondió: «El gran secreto está en la observación. Nada escapa a una mente observadora y perceptiva. Ella misma se convierte en tu enseñanza.»
«¿Qué me aconsejas hacer», insistió el discípulo.
«Observa» – le respondió el maestro -. «Siéntate en la playa, a la orilla del mar, y observa cómo el sol se refleja en sus aguas. Permanece observando tanto tiempo como sea necesario, tanto tiempo como te exija la apertura de tu comprensión».
Durante días, el discípulo se mantuvo en completa observación, sentado en la orilla del mar. Observó el sol reflejándose sobre las aguas del océano, unas veces tranquillas, otras encrespadas. Observó las leves ondulaciones de sus aguas cuando la mar estaba en calma y las ollas gigantescas cuando llegaba la tempestad.
Observó y observó, atento y ecuánime, meditativo y alerta. Y así, paulatinamente, se fue desarrollando su comprensión. Su mente comenzó a modificarse y su consciencia a hallar otro modo mucho más rico de percibir. El discípulo, muy agradecido, regresó junto al maestro.
«¿Has comprendido a través de la observación?» – preguntó el maestro.
«Sí«, respondió sonriendo el discípulo. «Llevaba años efectuando los ritos, asistiendo a las ceremonias más sagradas, leyendo las escrituras, pero no había comprendido. Unos días de observación me han hecho comprender. El sol es nuestro ser interior, siempre brillante, luminoso, sin sentirse perturbado ante nada. Las aguas no le mojan y las olas no lo alcanzan; es ajeno a la calma y a la tempestad aparentes. Siempre permanece, inalterable, en sí mismo».
«Esa es una enseñanza sublime, sonrió el Maestro: la enseñanza que se desprende del arte de la observación: Todos los grandes descubrimientos se han derivado de la observación diligente».
No hay mayor descubrimiento que el del Ser. Observa y comprende…
Tomado de: Escuela Española de Desarrollo Transpersonal
Especialidad de Consultor Mindfulness.
esta sugerencia tuya es maravillosa ver el cielo es mi delirio y es maravilloso para la relajación que tanto hace falta hoy aunque sea un poco tarde lo hare.
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