Para encontrar el amor, ¿es mejor salir en su búsqueda o confiar en que llegará por sí mismo?
Si las aguas están inquietas o revueltas, no podrás ver el reflejo de las estrellas; pero si se mantienen en calma, podrás más fácilmente percibir no sólo el brillo de la luna, sino también las luces del todo el firmamento.
Luis Fernando Martínez
Esta semana, durante la sesión, un paciente me confesó que estaba listo para el amor, después de lo que hemos trabajado durante varias sesiones. Emocionado expresó que ahora sabía bien que lo que más deseaba era un compañero de vida para ser feliz, pero que ahora, lo que lo confundía era que no sabía lo que tenía que hacer.
Yo le dije que tal vez, lo que tenía que hacer, era no hacer nada… El me miró con decepción y me respondió que eso era algo que no podía hacer, pues no sabía quedarse sin hacer nada, y menos ahora que sabía lo que quería. Por esa razón, él estaba convencido de que necesitaba hacer algo.
– ¿Necesidad de control? – le pregunté.
– (Sonriendo) Sí. Necesito sentir que yo puedo alcanzar lo que quiera.
Le respondí que él ya había hecho su parte y que, lo más importante, había sido el poder reconocer su necesidad. Ahora que sabía que estaba dispuesto a abrirse al amor, lo que tocaba, era que se sintiera capaz de confiar y esperar a que sucedan las cosas.
– ¡No puedo! – me respondió con expresión de desesperación. – Yo necesito hacer cosas para alcanzar lo que quiero. Pero ahora me siento confundido, porque no sé qué hacer.
Yo creo que, en ocasiones es necesario movernos para alcanzar lo que queremos, pero, en otros momentos, lo que toca es no hacer nada y, simplemente, esperar.
No podemos controlarlo todo, hay situaciones, como la de mi paciente, en la que es mejor confiar en que la vida nos va a dar la oportunidad de encontrar lo que buscamos.
Pero mi joven amigo negó con la cabeza cuando se lo dije. – No, yo no puedo sentarme a esperar. Tengo que hacer algo para alcanzar lo que quiero.
-Entonces respira. – le dije – Reconoce que, muchas veces, es mejor experimentar y detenerse a ver el resultado.
-¿Qué quieres decir?
– Que no importa lo que hagas, lo más importante es ser consciente de lo que ocurre en la experiencia. Es decir, si ahora decides “hacer cosas” para logar conseguir una pareja, ve si eso te da resultado y cómo te hace sentir. Si observas que no has conseguido lo tu objetivo, cambia de estrategia.
-¿Qué cambie de estrategia? – me respondió con curiosidad.
Partamos de que no hay nada en la vida que sea bueno o malo. – Le dije – Que todas las experiencias son una oportunidad para aprender y que lo que importa es sentirse capaces de tomar decisiones tomando en cuenta el momento y el contexto adecuado, si lo que haces no resulta, simplemente cambia de estrategia.
– Lo que quieres decir es que, si yo me muevo para conseguir una pareja y no logro nada, entonces cambie de estrategia y…
– Y dejes de buscar y de hacer. Que te detengas, simplemente, a confiar en que llegará. Por el contrario, si decides esperar y ves que no ocurre nada, entonces empieza a moverte y hacer algo para encontrar a esa persona.
Él se quedó reflexionando en lo que le decía y, después de un rato de reflexión, me dijo:
-Si hago y no ocurre nada, o se cierran las posibilidades, quiere decir que es mejor esperar… y viceversa, si no hago nada y no encuentro lo que quiero, entonces puedo empezar a buscar…
Yo asentí. – No es que una alternativa sea mejor que la otra -le dije-, simplemente hay que experimentar y ver como funciona y tener la alternativa de cambiar de decisión. Algo que sí es muy importante y te ayudará a encontrar lo que buscas, es que tengas clara la idea de cómo quieres que sea tu objetivo. En este caso, que sepas qué tipo de relación quieres.
-¿Y por qué es tan importante eso?
– Porque para que una pareja pueda permanecer en el tiempo, es fundamental que tengan un fin común, una meta compartida, o como lo quieras llamar.
Antoine de Saint Exuspery, el autor del Principito, dice que: Una pareja que se ama de verdad, no es aquella que se mira todo el tiempo a los ojos, sino aquella en la que, ambos, son capaces de mirar hacia la misma dirección.
-Mirar hacia la misma dirección – repitió ensimismado – eso es muy hermoso…
– Según yo lo interpreto, es que, dos personas que se miran todo el tiempo a los ojos, son aquellas que están enamoradas… pero, si quieren construir una relación madura, más allá del enamoramiento, ambos tienen que ser capaces de reconocer un mismo objetivo al que quieren llegar juntos.
– Eso me gusta mucho. Sí, yo tengo claro que quiero encontrar una meta en común con mi pareja.
Que ambos queramos lo mismo como relación y que trabajemos por alcanzarlo… pero antes tengo que encontrar a esa persona.
– O dejar que te encuentre a ti, sin que tengas que ser, como siempre, el que lo controla todo.
– (Riendo) Ya te dije que no sé si tendré la paciencia de esperar. Pero estoy dispuesto a hacer lo que me sugieres. Probar lo de hacer cosas para encontrarla y, si no aparece, entonces cambiar de estrategia y dejar de hacer cosas, confiar y esperar a que llegue.
Chopra, en su libro de Sincrodestino, dice que el milagro sucede cuando uno tiene claro lo que quiere. Si podemos reconocer cuál es nuestra necesidad o deseo, empezaremos a reconocer las oportunidades han estado ahí todo el tiempo.
Por eso es importante confiar en que lo más importante es tener claro lo que en realidad necesitamos, y que sea una necesidad auténtica, si hacemos eso, lo demás sucederá como por arte de magia.
No podemos saber siempre cuál es la mejor decisión. Debemos arriesgarnos y esperar a ver los resultados.
Tampoco debemos olvidar que no todo depende de nosotros ni tampoco todo depende del ambiente, que es una co-construcción entre ambos, nosotros y el campo.
Es un equilibrio entre ambas partes y es muy útil aprender a reconocer con nuestra intuición y nuestra Sabiduría Organísmica, qué es lo que más conviene en cada situación.
A lo que me refiero con Sabiduría Organísmica es a aprender a reconocer los mensajes de todo el organismo y no sólo de la mente. Aprender a ser conscientes de nuestras sensaciones, percibir con todo nuestro ser, a través de nuestras experiencias, para reconocer lo que queremos y las posibilidades en el ambiente para satisfacer nuestras necesidades.
Si estamos demasiado agitados, mental o emocionalmente, necesitando tener el control de todo, podemos estar tan ansiosos que no podamos ver las posibilidades que se nos presentan en el ambiente.
Por el contrario, si logramos dejar de hacer y mantenernos en calma, podremos distinguir entonces el reflejo de las posibilidades que se nos presenten.
El famoso consejo de “dejar de hacer” puede ser, en muchas ocasiones, más útil para alcanzar lo que queremos, aunque nuestra mente nos incite a movernos, es mejor aprender a domarla para que nos permita ver más allá y confiar.
En ocasiones, ante la imposibilidad de resolver una circunstancia, lo mejor que se puede hacer, es dejar de hacer y permitirse sentir tan plenamente como seas capaz.
¡Hola, Luis Fernando!
¡Qué gusto estar por acá de nuevo! No creas, había estado leyendo tus artículos anteriores, sólo que por falta de tiempo no había podido comentarlos, pero me los llevaba conmigo para pensar y meditar con ellos.
Ahora que leo este artículo, me vino a la mente una frase muy bonita y muy cierta que escuché ya hace años y hoy deseo compartirte:
«La felicidad es como una mariposa: Si la persigues desesperadamente, volará lejos; pero si la esperas pacientemente y quieto, llegará y se posará en la palma de tu mano».
¡¿Qué bonito, no?! Creo que lo mismo puede aplicar para el Amor y para todas esas cosas valiosas que esperamos de la vida. Creo que está bien buscarlas y hacer mucho por conseguirlas, pero también he aprendido que en la vida todo es perfecto y muchas de las grandes cosas no las conseguimos cuando las DESEAMOS egoístamente, sino cuando las NECESITAMOS para crecer, madurar y valorar. Y todo llega en su mejor momento, sin duda.
Muy buen artículo, Luis Fernando, y muy lindo tu pensamiento del inicio.
¡Saludos desde La Perla Tapatía! 🙂
Me gustaMe gusta
Gracias, Laura.
Qué alegría que te haya gustado, y también quiero decirte que lo que tú aportas es también muy hermoso, como la metáfora de la mariposa. Creo que, como siempre, enriqueces mis artículos con tus comentarios y los complementas de una manera maravillosa.
Siento que entramos en sincronía tú y yo a través de estos escritos y que nos entendemos a la perfección, de una manera sencilla, como pocas veces pasa. Esto es lo que yo llamo co-construir. Hacer algo entre dos o más personas, construir en equipo, siempre será más grandioso que cualquier construcción individual.
Gracias por ser parte de esto, de hacer mis artículos, nuestros artículos.
Tranformándolos de algo bueno en algo extraordinario. Las ideas solitarias se pueden volver más pronto obsoletas, pero cuando son alimentadas con la mirada del otro, se transforman el algo más grande, en algo mejor.
Un abrazo con cariño, hoy, desde la Ciudad de México.
Me gustaMe gusta