El desarrollo de la personalidad, desde el humanismo, es un proceso complejo que nunca termina. Incluye todas las esferas del ser, visto como un ente total: el humano es un individuo bio-psico-social-espiritual. El hombre es bueno por naturaleza, creativo, libre, en búsqueda de sentido y de relaciones auténticas, un ser en constante construcción.
