Para poder determinar si una creencia es conveniente o no es necesario determinar los costos y los beneficios de ser una persona perfeccionista.
Es probable que la educación que los padres muy exigentes quieren dar a sus hijos, tengan la «buena intención» de hacer que éstos se esfuercen al máximo para alcanzar sus metas y lograr que superen sus limitaciones.
Sin embargo, no son conscientes de que los costos de esa exigencia son muy altos: sentimientos dolorosos por sentirse incapaces o insuficientes, frustración, inseguridad, ansiedad, angustia, desconfianza permanente de sus capacidades y que todo esto, a la larga, afecte gravemente su auto concepto.