Cuento: Las semillas del maestr

El maestro llamó a todos sus discípulos y les dijo con voz serena y amorosa que se acercaba el final. Ya había vivido muchos años y hecho lo que tenía que hacer y se sentía muy cansado. Aunque nunca le había gustado la idea de convertirse en maestro, era lo que el destino había decidido para él y, finalmente, lo había aceptado cumpliendo su misión con mucho amor y compromiso. La frase que escuchaban con mucha frecuencia durante las charlas del maestro era:
«El único camino posible es el amor»:
El maestro le dijo a sus discípulos que, como su última voluntad, había decidido dejarles a ellos su legado, entregarles a todos y cada uno las semillas del conocimiento verdadero. Su deber era entregárselas; lo que hicieran con ellas dependería de cada uno de ellos, aquellos que lo habían acompañado a lo largo el camino.

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El color del dinero según las creencias personales

Investiguemos algunas creencias detrás de la manera en que las personas nos relacionamos con el dinero, y que le dan un determinado “color”.
Si nos reconocemos en alguno de ellos, posiblemente tengamos un interesante campo para desarrollar un nivel mayor de conciencia a través de la atención. Si queremos ser verdaderamente libres para elegir, necesitamos indagar y explorar los impulsos inconscientes que nos condicionan en nuestra relación con el dinero.
Es necesario hacer consciencia de la manera de manejar nuestro dinero y descubrir lo qué hay detrás en la forma en que lo hacemos. Reconocer nuestro potencial si ponemos nuestra voluntad en acción. Ello depende de cada uno: provocar un cambio visible y perdurable a través de la toma de conciencia y de actuar consecuentemente.

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La preocupación sana y malsana

“Muchas veces la preocupación es una forma de ocuparse de alguien que no puede valerse por sí mismo. En este sentido, los padres se ocupan de sus hijos mientras estos los necesitan. También las personas enfermas o con una incapacidad son objeto de una atención semejante.
Esa preocupación única proviene del amor y es profundamente humana. El que se ocupa de otro se experimenta así mismo como humanamente unido y dedicado al otro, parte del tiempo en que éste necesita ayuda y atención.
Pero también hay una preocupación soberbia, sobretodo cuando uno se preocupa por alguien que es capaz de cuidar de sí mismo y que puede y debe determinar autónomamente lo que quiere y cómo desea actuar, sean cuales fueran las consecuencias que de ello se deriven para ellos o para los demás.” Bert Hellinger

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