Los factores que contribuyen en la forma de comunicación de la pareja

 “¿Qué le hizo su madre para que usted sea como es?”

Esta era la pregunta favorita que Freud le hacía a los pacientes al iniciar su tratamiento.

¿Esto implica que nuestros padres nos convirtieron en las personas que somos?

La visión del psicoanálisis puede ser muy determinista al considerar que si fuimos educados de una determinada manera, ya no hay forma de cambiar dicha programación.

En la Gestalt no se niega la importancia del ambiente en la formación de la personalidad, sin embargo, no se considera que “estemos condenados” a ser de una determinada manera por el resto de nuestra vida, independientemente de la forma en que nos hayan educado.

No coincidimos en la hipótesis de que “Infancia es destino”. El humanismo y, dentro de éste, la Gestalt, más bien, plantea que el ser humano es un organismo en constante transformación, en proceso de convertirse en persona.

Sin embargo, no podemos tampoco negar la gran importancia que tiene la familia en el desarrollo de ciertos patrones que, al formarse en una etapa tan temprana, tienen un gran peso e influencia en nuestra personalidad adulta aunque, a diferencia del psicoanálisis, creemos que, si nos hacemos conscientes y nos responsabilizamos de ello, podemos transformarla. Si no en su totalidad, si en gran medida.

Influencia del hogar de la infancia en la forma en que nos comunicamos

La familia en la que crecimos tiene un gran impacto en la forma en cómo nos comunicamos. Durante nuestro desarrollo observamos la manera en que dentro de nuestra familia se comunican sus miembros, su manera de hablar, de escuchar, de reaccionar ante lo que el otro dice o no dice en las diferentes circunstancias.

Esto se convierte en nuestro modelo y de ahí creamos patrones positivos como el respeto, la franqueza o autenticidad, la forma  adecuada para solicitar lo que necesitamos, o patrones negativos como una actitud hostil ante los conflictos o desacuerdos, el uso defensivo o agresivo del silencio y de los gritos o una actitud no verbal cerrada a la comunicación, por poner algunos ejemplos.

Muchos de estos patrones se mantienen durante la etapa adulta y se llevan a la relación de pareja. Esto es lo más natural debido a que fueron los que cada uno aprendió y utilizó dentro de su familia de origen y constituyó su forma de comunicarse.

Sin embargo, al entrar en contacto con la pareja, los patrones que cada uno adquirió  con su respectiva familia muy probablemente entraran en conflicto y será necesario aprender una nueva manera de comunicarse adecuada para ambos, más allá de los parámetros desarrollados por cada uno para expresarse.

Condicionamiento Social

Otro factor que determina nuestra manera de comunicarnos es el que se aprende a través del ámbito social. Desde la infancia, hay diferencias sociales en la manera de comportarse, relacionarse y comunicarse de hombres y mujeres.

Existen diferencias, dependiendo del género, en la manera de hablar, de escuchar, en la forma de buscar el acercamiento o de resolver los problemas.

Es más común ver que las niñas juegan en parejas y se centran en “la mejor amiga” con quien comparten sus secretos y sus asuntos más íntimos. En cambio los varones prefieren jugar en grupos al aire libre, suelen ser menos locuaces y más activos.

Estas formas se refuerzan y se llevan a la relación de pareja en la vida adulta.

Ellas desean una conversación más íntima con sus compañeros y ellos demandan más libertad para realizar otras actividades con otras personas, como sus grupos de amigos.

Al tener necesidades y preferencias diferentes, es normal que, si no logran comprenderse y negociar, se presenten problemas dentro de la pareja.

El factor genético

Aunque por mucho tiempo se pensó que el problema de comunicación era debido a un aprendizaje social, se ha

demostrado que también existe un factor genético debido a diferencias importantes en el cerebro de hombres y mujeres.

No pretendo entrar en mucho detalle en cuanto a estas características neurológicas, sólo diré que, debido a éstas, los hombres desarrollan más el análisis lógico (controlado por el hemisferio izquierdo del cerebro) y son menos emocionales.

Las mujeres, debido a que tienen más fácil acceso a ambos hemisferios por la anatomía de sus cerebros, desarrollan más la intuición que los hombres y necesitan de una mayor comunicación y expresión de los sentimientos.

Estos factores hacen que existan también diferencias entre ambos sexos en su manera de relacionarse y de comunicarse, por lo que, si desean tener una vida más plena, tendrán que aprender a desarrollar las habilidades de ambos hemisferios.

El temperamento

El último factor que tiene gran influencia en la forma en que nos comunicamos los seres humanos, es el temperamento, el cuál también tiene un origen hereditario. Hipócrates fue, desde la antigüedad, el primero en desarrollar una clasificación de los diferentes temperamentos, los cuáles, comprobó, afectan la conducta de las personas de una manera inconsciente.

Los cuatro tipos de temperamento son:

• Sanguíneo
• Colérico
• Melancólico
• Flemático

(Si quieres conocer más sobre los diferentes tipos de temperamento, sus características y como afectan éstas en el proceso de comunicación puedes consultar también: influencia de los temperamentos en la relación de pareja)

En conclusión

 Los elementos que constituyen la forma en que una pareja se comunica son: la influencia de las familias de origen de ambos miembros de la pareja, el factor social, que marca formas y costumbres diferentes para los individuos dependiendo de su género, el factor genético, a partir de las diferencias de los cerebros de hombres y mujeres y el factor genético determinado por el estilo de temperamento de las personas.

Es importante tener en cuenta  que no es sólo que la persona no desee comunicarse de una determinada manera, existen muchos factores en la historia de cada quién que influyen y, hasta cierto punto, determinan sus patrones de comunicación, como los que se han mencionado en este artículo.

También se debe considerar la imposibilidad de que las parejas coincidan en todas las formas en que estructuran su comunicación, pues vienen de contextos diferentes y tienen historias distintas uno y otro, incluso, a veces, muy polarizadas en sus estilos.

 Sin embargo, si logramos comprender que somos diferentes pero que deseamos lo mismo: un mayor entendimiento para lograr un contacto más íntimo y profundo, podemos encontrar los puentes adecuados para encontrarnos, a pesar de todas nuestras diferencias. Más allá de lo que hayamos aprendido en el pasado, reaprender una nueva forma común para crear:

 nuestra propia melodía de amor…