Cuando una persona da cuenta de que realmente no es sano estar con una persona que no la ama, la valora o la respeta y consigue el el coraje para alejarse, tarde o temprano tendrá que enfrentar las recaídas y sentirá el impulso, casi incontrolable, de buscar a la otra persona, llamarla, para verla o escucharla, aún sabido las consecuencias que esto tendrá y el malestar que enfrentará posteriormente.