En algunos casos, la falta de control de los impulsos puede ser el resultado de un trastorno mental o adictivo, en cuyo caso el tratamiento de la condición subyacente puede ayudar a mejorar el autocontrol. En otros casos, la falta de control de los impulsos puede ser el resultado de factores ambientales o de aprendizaje, en cuyo caso la terapia puede ayudar a las personas a desarrollar estrategias para mejorar su autocontrol.
