La falsa ilusión de que el amor es algo que está afuera de nosotros.

Cuando una persona pierde la consciencia de que el amor no sólo está dentro de ella misma, sino que, ella misma el el amor y busca el amor afuera, inicia un camino de sufrimiento dejando de ser ella misma el amor y esforzándose por encontrarlo en otro. Al final, lo único que se logra con esto, es un mayor sentimiento de vacío. Sin embargo, en lugar de tomar consciencia de que no tiene que buscar el amor afuera, como si no existiera en sí misma, nunca renuncia al anhelo de encontrar un amor romántico “completo y verdadero” afuera de su propio ser. Hace muchos intentos con una y otra persona, pero siempre ocurre lo mismo, con cada sujeto que se relaciona lo que encuentra es a otro ser con el mismo anhelo de un amor absoluto, que llene sus vacíos y su soledad y que lo haga feliz, quitándole esa sensación de insatisfacción. La consecuencia de esto, es que ambos se empantanan mutuamente.

Cuando al fin ocurre que se enamora de alguien y ese alguien se enamora de esa persona, empieza en ambos una cadena de sentimientos de posesión, pertenencia, exclusividad, eternidad, integridad absoluta… y estos sentimientos, no construyen la felicidad ni la paz, todo lo contrario, son el inicio de un eterno infierno de dolor, inseguridad y de mayor vacío interno.

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El origen del dolor provocado por el amor

En una etapa muy temprana de la vida, el amor deja de ser parte de uno mismo para convertirse en algo que debe ser encontrado en cosas o personas externas que creemos de nuestra propiedad. El amor se transforma en un sentimiento causante de sufrimiento y la persona olvida que alguna vez fue ella misma el amor y por lo tanto, alguna vez fue, también, capaz de amar incondicionalmente, sin expectativas y sin apegos.

Al dejar de ser el amor algo que uno mismo es, obliga a la persona a buscarlo en otra parte por medio del reconocimiento y aceptación a partir de diferentes elementos como: la apariencia, el estatus, la personalidad, los logros, las capacidades, las virtudes, la perfección. En otras palabras, la persona siente la necesidad de cumplir las expectativas de los demás, para sentirse aceptado y reconocido y, por lo tanto, merecedor de amor.

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