El sentido de vida no es algo que debamos encontrar, como si fuera algo ya hecho o un designio de los dioses. El sentido es algo que se construye, que se elige, que se forja. Cada persona es libre de darle o no un sentido a la vida. Sin embargo, una vida sin sentido puede ser algo muy vacio, gris, doloroso, solitario, un sin-sentido. En cambio, cuando nos responsabilizamos cada quien de darle un sentido a la vida, ésta se vuelve algo maravilloso, mágico, milagroso. Un motivo constante de felicidad y de celebración tomando consciencia plena de lo increíble que es estar vivo y de poder ser conscientes de ello. Por eso, yo celebro la vida reconociendo el sentido que la vida tiene para mí y que se reduce en una frase: LA CAPACIDAD DE AMAR.
