Cuando logras salir del drama y dejas de quejarte, es cuando en realidad, comienzas a vivir. Y, muchas veces, es la propia vida a partir de experiencias traumáticas, quien te ayuda a encontrar el sentido de tu vida y te empuja de tu rincón donde estás lamiéndote las heridas, obligándote a regresar a la vida real y tomar las riendas de tu propio destino. Mientras más pronto aprendamos a escuchar la voz de la vida, más pronto empezaremos a tener una verdadera existencia, una existencia, que valga la pena vivir.
