Cuando una persona, ya sea hombre o mujer, siente que le han roto el corazón piensa que nunca superará la pérdida ni el dolor que siente y eso le genera mayor desesperación y miedo.
La realidad es que cada individuo debe elegir si quedarse atrapado en el dolor o bien buscar la forma de superarlo. Algunos se quedan meses o años lamentándose por su mala suerte y otros se enfrentan al duelo de su pérdida con la esperanza de que, por difícil que resulte, van a poder superarlo a mediano plazo.