Hace algunos años, una de mis primeras publicaciones en mi blog Gestalt Sin Fronteras, publiqué la historia de un paciente ficticio de nombre PABLITO. Hoy llegó un nuevo consultante a través de internet y le pregunté cómo había contactado conmigo. Me sorprendió cuando el chico de 19 años me respondió que me había encontrado a través de mi viejo paciente imaginario PABLITO.
Gracias a eso, hoy voy a compartirles a todos mis amigos de Facebook la historia de este singular personaje. Pero, antes de hacerlo, tengo que hacer una pequeña advertencia, cuando conozcas a PABLITO te vas a dar cuenta de que TODOS tenemos un pequeño PABLITO dentro de cada uno de nosotros. Te lo comento para que estés preparado. Ésta es la historia:
Una tarde como cualquier otra recibí en mi consultorio de la ciudad de México a un nuevo paciente que se presentó con el nombre de Pablito X. Después de saludarnos y presentarnos, le hice la pregunta de rigor a mi nuevo consultante:
-¿Me puedes decir primero que nada cuál es tu problema?
– Mi problema es que no logro ser feliz – me respondió al instante-.
-Y ¿qué es lo que te impide ser feliz, Pablito?
– Creo que son varias cosas, pero no sé por donde empezar.
-Está bien, eso no es ningún problema, empieza por donde tú quieras e iremos armando juntos el mapa.
Pablito me contó sus conflictos cotidianos y pude darme cuenta de varias cosas que, con la ayuda de su propio nombre, de ayudé a ver. Este el mapa que hice del nuevo consultante:
Pasado o Futuro
Aplausos de los demás.
Bien o Mal.
Ley de la compensación.
Infinito.
Todo o Nada.
Otros son los representantes de mis problemas. (Proyección)
Permítanme explicarles el mapa al igual que hice aquella vez con Pablisto.

Vivir en el pasado o en el futuro
Pablito vivía en el pasado, añorando los viejos tiempos o en el futuro, imaginando lo que vendría más adelante. Eso le impedía vivir en el presente y era la primera causa de su ansiedad y estrés en general.
Medir su valía a través del reconocimiento de
los otros
Pablito aprendió desde muy pequeño, que había que ganarse los aplausos, el reconocimiento y la aceptación de los demás. Por estar en esa búsqueda de reconocimiento externo, se olvido de atender sus necesidades reales, así como sus deseos y sus sueños.
Se convirtió en el hombre de las mil mascaras, mostrándose ante cada quien, como se imaginaba que los otros lo querían ver, y dejo de ser autentico, llegando al grado de ya no saber quien es el en realidad, ni do como siente no de como piensa. Ahora es alguien al que le cuesta ser congruente y que complace a otros todo el tiempo y que se siente resentido con todo mundo por esa razón.

Código moral rígido
Pablito aprendió muy bien un código de moral externo que le transmitieron sus padres, la escuela, la iglesia y la sociedad en general. Es un código rígido donde todo se divide en bueno o malo, sin puntos medios.
Esto lo ha convertido en un ser critico consigo mismo y con el resto de la gente. Cualquier pensamiento o acción que entra dentro del código aprendido, esta bien, se considera algo bueno, pero toda conducta que este fuera de dicho código, es algo malo.

Ley de la compensación
Por otra parte, Él tenía la creencia de que si las cosas le salían bien un día, al día siguiente, por compensación, las cosas forzosamente irían mal o viceversa. Si habían sido cosas malas, al día siguiente las cosas tendrían que ir bien, pero la realidad es que nunca resultaba como el creía que las cosas tenían que ser y eso lo dejaba muy confundido,.

Inmortalidad
A Pablito le cuesta trabajo recordar que es un ser humano y, como tal, es un ser finito, es decir, que morirá algún día y que no pude olvidar que el tiempo se acaba. Si desea lograr algo, construir, reparar, avanzar, necesita decidirlo, arriesgarse y hacerlo.
Creencia: soy inmortal; el tiempo es infinito; lo puedo alcanzar en cualquier momento.
Si espera infinitamente, tarde o temprano el tiempo se agotará y ya no habrá posibilidades de lograrlo. Si tiene miedo, debe ser consciente de la posibilidad de fracasar, pero el pero fracaso de Pablito, es no intentarlo.

Todo o Nada
“Si no me prestas todo lo que te pido, mejor no me des nada”.
Otra causa del sufrimiento de Pablito es tener la creencia de que las cosas siempre tienen que estar en un extremo del todo o del nada. Cuando se quiere arriesgar, siempre duda, pues quiere tener la certeza de que, si intenta algo, debe tener la garantía de que obtendrá todo lo que quiere. Lo mismo pasa al momento de negociar con otras personas.
Él no acepta “las medias tintas” y, si ve existe el riesgo de perder, teme que se quedará sin nada y eso lo paraliza. Lo mismo ocurre ante cada cosa que le sale mal. Siente que todo lo que hizo no sirvió de NADA y no es capaz de ver lo que sí obtuvo, a pesar de las cosas que pudieron no resultar, lo que lo hace sumamente frustrado e insatisfecho.

OTROS
“Usted es la culpable de que me reprobaran”
Pablito tiene la idea fija de que todo lo malo que le ocurre es culpa e los otros, de los demás. Le cuesta trabajo asumir la responsabilidad de su sufrimiento. Pero lo mismo ocurre en relación a las cosas buenas. Cuando algo bueno ocurre en su vida, el no tiene nada que ver, todo es porque Dios, el destino o los demás así lo provocaron.
Esto, al final, también le genera una sensación de inseguridad, pues nunca es agradable estar toda la vida dependiendo de otros para lo bueno y para lo malo.
Y ahora que lo sé, ¿qué debo hacer?
Esa es la pregunta obvia que me hace Pablito como me lo haría cualquier consultante, en este caso, lo que yo le respondo es lo siguiente.
Presente & pasado y futuro.
Para vivir una vida real hay que dejar atrás el pasado y olvidarse del futuro para poder vivir el momento presente que es lo único real que hay.
Reconocimiento interno & reconocimiento externo
El reconocimiento de los otros es importante, pero si depositas toda tu confianza en la opinión de los demás, te estarás colocando en una posición muy vulnerable donde los otros podrán manipularte para que hagas lo que ellos quieren a cambio de su aprobación. Lo más efectivo ante esto, es depositar la valía personal en el propio AUTORECONOCIMIENTO.
Tú tienes la capacidad de valorarte a ti mismo y de reconocer tanto tus capacidades como tus debilidades y, tan importar qué tantos “defectos o debilidades” tengas en tu haber, nunca debes dejar de reconocer que tú eres un ser importante y valioso y que debes aceptarte tal y como tú eres. Eso te ayudará más a superar tus deficiencias que si vives acusándote o sintiéndote culpable porque no cumples las expectativas de los demás.
Contra la ley de bueno o mano, la ley de la relatividad.
No hay nada que sea absoluto en la vida. Todo en la vida es relativo, dependerá mucho del contexto el que una acción sea evaluada como correcta o incorrecta. Aquí también, lo que cuenta es el criterio personal para evaluar las cosas desde el código moral de cada quién. Es mejor detenerse, reconocer las sensaciones corporales, reflexionar sobre lo que se quiere hacer o lo que no se quiere hacer, para entonces tomar una decisión desde uno mismo más que desde los códigos externos.
Contra la Ley de la compensación la Ley del Costo Beneficio
Ante la ley de la compensación hay que interponer la ley del costo – beneficio. Todo en la vida es relativo. No hay nada absolutamente bueno ni absolutamente malo. Es importante saber reconocer si el costo de una decisión es más alto o más bajo que los beneficios que obtendremos de ella para saber elegir con sabiduría. Si tenemos mucho que ganar, podremos pagar con gusto el costo que implica ese hecho.
Contra la idea de “soy infinito” la consciencia de la muerte y la impermanencia.
Por doloroso o incómodo que resulte es necesario tomar consciencia de que somos seres finitos, que moriremos y que el tiempo para realizar aquello que es importante para nosotros es finito. Si podemos tocar ese dolor o ese miedo, podremos actuar con más responsabilidad y dejar de postergar lo verdaderamente importante dejando de perder el tiempo en cosas banales.
Contra la creencia del Todo o Nada la idea de la esperanza activa
Estamos equivocados si, para correr cualquier riesgo en nuestra vida, esperamos que la vida nos firme una carta de compromiso de que todo saldrá bien. Eso nunca sucederá, la vida nunca nos ofrece garantía de éxito en nada, y, sin embargo, debemos aprender a arriesgarnos, a lanzarnos y actuar en busca de aquello que anhelamos, de nuestros sueños y objetivos. Erich Fromm habla de la esperanza pasiva y la esperanza activa. La primera es rezar a Dios y cruzarnos de brazos esperando que él solo haga los milagros. La esperanza activa, nos dice, es aquella donde hacemos todo lo que está en nuestras manos sabiendo que nada nos garantiza que al final alcancemos lo que buscamos. Como una mujer embarazada que cuida en todo momento su embarazo, con la ilusión de que el producto nazca bien, pero sin ninguna garantía de que así sea.
Contra el mecanismo de proyección (culpar a otros) asumir nuestra responsabilidad de las cosas.
El fenómeno de la proyección es lo que hace no asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y nuestros errores. Mientras señalemos a otros con el dedo, responsabilizándolos de nuestras penas, desgracias o fracasos, nunca lograremos avanzar en la vida. Es necesario asumir que somos nosotros los principales actores de nuestra vida.
Dejar de señalar a otros y asumir nuestros compromisos y deberes, es una mejor manera de alcanzar lo que queremos, una mucho más efectiva. Culpar a otros por ser como son no produce ningún beneficio. Culparnos a nosotros por ser como somos, nos deprime, nos llena de ansiedad y nos mantiene atrapados en un callejón sin salida. Saber ser honestos y responsables con nosotros a la vez que bondadosos, es un mejor camino para lograr realizar nuestras metas en la vida.
ESTOY EN CAOS Y MI VIDA SE A VUELTO INGOBERNABLE, SUFRO MUCHO POR EL BIEN-MAL Y NO SE TOMAR DECISIONES…AUXILIO
Me gustaMe gusta
Ahora mismo tienes la oportunidad de tomar una decisión muy importante para encontrar la causa de tu sufrimiento y resolverlo: ve a terapia.
Me gustaMe gusta
Te saludo con mucho gusto mi querido Sensei y comparto que efectivamente en los primeros 30 años de mi vida me sucedían muchas de las cosas que sentía y le pasaban a Pablito
Fue hasta que todo hizo crisis en mí que comencé a buscar caminos alternos y en esa búsqueda permanente continúo.
Me gustó mucho este artículo.
Me gustaMe gusta
Así es ni querido Fejarri, todos tenemos que lidiar de vez en ve con el tremendo PABLITO, pero poco a poco lo vamos domando y enseñando a vivir de otra manera.
Me gustaMe gusta
Muy cierta esta publicacion, me gusta mucho y yo tambien tengo una pablita.
Me gustaMe gusta
Si, todos lo tenemos. Hay que educarlo para que aprenda a ser feliz. 😀
Me gustaMe gusta