La paradoja de la homosexualidad
La historia de cómo el dolor de un hombre se convirtió con el tiempo en motivo de vida y la causa de su mayor felicidad
Dedicado a Axayacatl Campos
Conozco a un ser muy especial que afirma que el mayor motivo de sufrimiento en el pasado, durante su infancia y su adolescencia, fue el saberse homosexual, el ser y el sentirse diferente, era algo que le avergonzaba, que le atormentaba cada día.
Ese saberse diferente del resto de sus compañeros y de todos los hombres que conocía le provocaba mucha inseguridad y lo hacía sentirse inadecuado. Este hombre especial no entendía porqué no podía ser como su padre, su hermano, sus compañeros de la escuela o cualquier otro que conociera, simplemente sabía, desde muy temprana edad, que a él le gustaban las personas de su mismo sexo, pero también sabía, que eso no podía compartirlo con nadie, pues su padre, cada vez que mencionaba a “otros” a los que les pasaba lo mismo que a él (que les gustaran los hombres), se burlaba y se refería a ellos de una manera humillante y él no quería que su padre se avergonzara de él, que lo rechazara, lo castigara o lo dejara de querer.
Por eso decidió callar, mantener en silencio su secreto, sin compartirlo con nadie, pensando que algo estaba mal en él y que tendría que cargar con ello durante toda su vida.
Cuando creció, decidió irse del país, estar lejos de su familia, tratar de encontrarse y reconocerse a sí mismo, sin saber, todavía, cómo tendría que vivir su sexualidad. A pesar de que ya era un joven mayor de edad, seguía atormentado por sus preferencias y sus deseos, que cada vez eran mayores, así como sus dudas de cómo debía manejar todo aquello que seguía sin poder compartir con nadie.
Viviendo en el extranjero, por fin un día se decidió a experimentar su sexualidad e incluso conoció a una persona con quien inició una relación, sin embargo, aún no se sentía del todo seguro y seguía preocupado por lo que ocurriría si su familia se enteraba.
Finalmente, decidió contárselo a su madre. Ella le dijo que en el fondo lo sabía desde que él era muy pequeño, y le hizo ver que para ella eso no era importante, que lo respetaba y lo amaba por sobre todas las cosas, asegurándole que siempre estaría ahí para acompañarlo y para protegerlo si era necesario.
El escuchar estas palabras tan sinceras de su madre le ayudaron a sentirse mejor y a soltar un poco aquella carga producida por el silencio que había arrastrado por tanto tiempo.
Un día, de regreso a México después de una estancia de varios años en Europa, pasó algo que cambió su vida para siempre. No es que él lo buscara, simplemente sucedió de pronto.
Coincidió con alguien con quien se sintió entendido como nunca antes. Alguien que lo aceptaba, lo apoyaba y con quien compartía un pasado similar en el sentido de que también había tenido que enfrentarse al rechazo y al juicio por su homosexualidad, pero que finalmente había logrado lo más importante, aceptarse a sí mismo.
Con él podía hablar con franqueza y mostrar todas las facetas de su alma, lo que le hizo sentirse feliz y en paz como nunca antes se había sentido.
Era tan grande lo que sentían el uno por el otro, tan poderoso, que tuvieron la fuerza para enfrentarse a todo y a todos. Se fueron a vivir juntos, después viajaron a España y, de regreso, se casaron y decidieron comprar una casa fuera de la ciudad para seguir haciendo su vida juntos.
Fue entonces cuando este ser especial miró hacia atrás y se sorprendió por los giros que había dado su vida. Algo parecido a aquella historia del campesino y su caballo, que siempre le decía a sus vecinos que no sabía si las cosas que le pasaban eran buena o mala suerte, pues todo podía cambiar (y de hecho así pasaba) de la noche a la mañana.
Y, así cómo el personaje del cuento, ahora a él le había pasado algo similar: lo que en el pasado había sido la causa de mayor sufrimiento y vergüenza, el saberse diferente, el reconocerse como homosexual, ahora era la razón por la que se sentía pleno, dichoso, feliz, en paz…
Todo gracias a haber sabido reconocerse y aceptarse ante él y ante los otros, como él era, un hombre con una enorme e infinita capacidad de amar… a otro hombre.
Al hacerlo, todo se transformó en su vida como por arte de magia. Pudo cambiar el sentido de ver como una desgracia el hecho de ser homosexual y verlo como algo que le dio la oportunidad de encontrar a la persona con la que coincidía plenamente en su manera de ver la vida, un hombre al que podía amar y por el que también se sintió visto, comprendido y amado.
Y yo me siento pleno, agradecido e infinitamente afortunado y feliz de ser el hombre elegido por ese ser maravilloso.
Gracias, a ese ser especial por ese vínculo que hemos formado juntos, que nos permite alcanzar todos nuestros sueños y hacer que todas las experiencias, pequeñas o grandes, sean las más maravillosas y plenas que hayamos vivido jamás.
Gracias a ese ser de hermosa sonrisa por abrazarme con su alma transparente e iluminarme con su mirada, por ser exactamente como él es, por todo lo que me da y por lo feliz que me hace…
por todo ello, y por su gran ternura… lo amo más que a nadie en el mundo.
Elinka, no sabes lo importante que es para tu hijo el tenerte, el contar con una madre que lo acepte y lo comprenda, yo creo que, después de eso, todo resulta siempre más fácil. No sabes cómo me hubiera gustado que fuera mi caso, mi madre murió sin aceptarme, sin embargo, tampoco fue tan malo, de ahí saqué la fuerza para aceptarme a mí mismo y para ayudar a otros que no contaran con una madre sensible, inteligente y madura como es el caso de tu hijo. Qué felicidad y qué tranquilidad que existan mujeres y madres como tú. Un beso con cariño.
Me gustaMe gusta
Yo estoy muy feliz de saber que un gran amigo al cual dejé de ver hace tantos años encontró la felicidad.Me habría gustado que confiara en mi, pero puedo entenderlo por la época en la que vivimos nuestra amistad. Yo tengo un hijo gay y se lo difícil que puede ser ver a tu hijo sufrir.Un beso a todos. Elinka.
Me gustaMe gusta
aun me encuentro en esa tragedia
Me gustaMe gusta
¿Por qué Freddie? ¿qué te pasa? ¿Cómo te puedo ayudar? Lo más importante es que te des cuenta que no tienes que enfrentar esto solo, porque no lo estás, habemos muchas personas que ya pasamos por esto, que somos como tú y te podemos apoyar a dar el paso y a enfrentar todo el mido. Recuerda aquella maravillosa frase: «Lo contrario del amor no es el odio, es el miedo» (Paulo Freire). No se puede amar mientras se tenga miedo. Debes arriesgarte a amarte a ti mismo para que puedas amar y ser amado por otra persona.
Me gustaMe gusta
Aqui la madre del ser màs tierno y maravilloso, quiero reafirmar mi apoyo a èste ser…
lo quiero asì como es, con sus grandes debilidades y cualidades, es un ser humano como
cualquiera y sobre todo lo que habla aqui es el corazòn de una madre…. si… es mi hijo…. te amo… YO NEOS,
Me gustaMe gusta
Andrea, qué gran mujer eres, nunca me cansaré de decirlo. Axa es muy afortunado de tenerte como mamá, no sería quien es sin ti. Yo también estoy feliz de haber encontrado a una segunda madre en ti, o hermana mayor, como quieras verlo, ya que no te gusta que te diga suegra. Pero sí, también, eres una maravillosa suegra y doy gracias a la vida por haberte conocido. Eres el ejemplo de que no hay pretexto para ser de criterios cerrados por culpa de las generaciones, la edad, las creencias religiosas. Tú, más allá de todo eso, a tus 73 años, siendo una mujer dedicada a su familia, católica, no has puesto nada de eso como pretexto para amar, respetar, aceptar no sólo a tu hijo y a tu yerno, sino a tus amigos homosexuales y a todos los gays del mundo. TE ADORO Y TE ADMIRO.
Me gustaMe gusta